A algunos se les ha ido de las manos el afán de evitar lo que consideran llegado de los Estados Unidos, sin comprobar si lo que proponen tiene fundamento. Samhain y Halloween son lo mismo con distinto nombre.

Samhain era la fiesta celta para celebrar el final del verano, fin de las cosechas y comienzo de la oscuridad. El momento de la comunicación con el mundo de los espíritus, la visita de los muertos.

Con la llegada de la Cristiandad, la Iglesia se apropia de todas las fiestas consideradas paganas, para ocupar su sitio y santificarlas, como pasa igualmente con la Navidad sustituyendo al solsticio de invierno o San Juan, al de verano. Hallows significa santos; All Hallows Eve, la víspera de todos los santos, y por evolución Halloween.

En el siglo IX el papa Gregorio IV colocó la festividad de Todos los Santos el día 1 de Noviembre para reconvertir la fecha pagana en cristiana. Por eso Halloween es su víspera, literalmente.

Es a partir de 1845 cuando se produce una emigración masiva de irlandeses a EE UU, por la hambruna de la patata, y se llevan sus costumbres con ellos. A nosotros nos ha llegado más a través de las series y películas americanas, pero en realidad, ya estaba aquí. También hay partes que no hemos considerado. El "Trick or Treat" no ha cuajado demasiado, y somos selectivos con los disfraces: solo valen los de miedo, para los otros ya tenemos el carnaval. Tampoco hemos sido receptivos al despliegue decorativo y de alumbrado que lucen las casas americanas.

Como reacción, con acogida sorprendente por parte de un sector de población que no ha investigado más, nace la teoría de un profesor que "descubrió" que en Galicia existía una cultura basado en frutos de otoño, hogueras y culto a los muertos, como si nadie antes se hubiese percatado.

Por su cuenta, escoge el nombre original por haberlo leído, y lo incorpora a su estilo, mal pronunciado, porque nunca pudo haber llegado por transmisión oral, ya que en Galicia no se conserva el gaélico (uno de los grandes obstáculos para ser considerada nación celta de pleno derecho) Samhain se pronuncia /säwin/, "xowin", con acento en la primera sílaba. En la mayoría de palabras gaélicas la sílaba tónica es la primera. Imposible decir Samaín. Y mucho menos, haberlo escuchado.

El Magosto, o alumbrar a los difuntos en los cementerios ya era muy gallego antes de que en 1990, Rafael López "descubriera" la tradición. Nadie más reconoce la existencia del concepto Samaín como celebración, ni siquiera etnógrafos como Risco, González Reboredo o Mariño Ferro. Tampoco fue nunca recogido por los lexicógrafos de los distintos diccionarios gallegos creados entre 1787 y 1992.

Todas las fiestas ancestrales ya tienen variantes en múltiples culturas primitivas, es inevitable copiarlas y transmitirlas, y cada uno se quedará con lo que quiera. Se pongan como se pongan, lo que viene se quedará si nos conviene.

Este tema siempre ha estado presente en mis clases en esta época, y cada año vas incorporando datos (y llevo 32 de docencia).

Por eso me sorprende tanto la repercusión que ha tenido el invento del "Samaín" por un profesor de Cedeira que considera que antes de él, aquí no había nada, salvo lo yankee. Por lo de pronto, se lo ha montado con libros y charlas.