No va de superhéroes. Son de carne y hueso. Es más ese grito de ánimo que lanzaba El Fary. El largo de Zarauza viajó por los cinco continentes con personajes que hablan galego.

Neneta lleva una vida hippie. Vive en una autocaravana en el Mediterráneo. Bicicleta y salitre. Vende pulseras en la playa. Clima agradable hasta que su pareja la abandona. Dos besos por adiós. Vuelve a Ferrolterra a rehacer el puzle de su vida. Con su hijo Roi al regazo. La relación con mamá está deteriorada. No tanto como para que no le ayude con el cuidado del nieto. El pueblo, como todos, cuchichea. Silva como el viento.

Viene con los bolsillos vacíos. Buscando trabajo de lo que sea para salir adelante. Consigue un chollo en la construcción. Pero el entorno, de bigotes y testosterona, ha de adaptarse paulatinamente a la llegada de una rara avis. Novatadas y micromachismos junto a la hormigonera. Pero con sudor se gana su respeto. Camaradería. Solidaridad Obrera. Como en Polonia. Cuando se jubila Avelino le falta el aire. Se queda sin vida. Sin sus rutinas. Estaba institucionalizado.

El patrón no es trigo limpio. Paga en B. Los inmigrantes corren al maíz cuando hay inspección. Como la vida misma. Construir rápido antes que construir bien. Importan sólo los resultados. "No me cuente sus problemas, cuénteme sus progresos". Hasta que explota la burbuja. ¡Poc! El ladrillo se quiebra. Comienzan los despidos. Atrasos en los sueldos. Justo ahora que se había hipotecado. Y los bancos no tienen compasión. Y si dejas de martillear pierdes tus derechos.

Volvió a quedar con un antiguo amor, un pescador bonachón. Furón es un sindicalista que recuerda el martirio de Moncho Reboiras. La trata bien. Como se merece. Y sabe besarla en el cuello como tanto le gusta.Pero tal como se fuera aparece de la nada su ex. No sé si a recuperar a Neneta o a ver cuánto ha crecido Roi. Pero ha descuidado tanto su compromiso que no sabe ni quitarle el anorak. Quiebra la postilla en Navidad. Muchos peces en el acuario.