La manera de hacer política del PSOE no ha cambiado desde 1982. Han gobernado 21 años en España y siempre pensando que eran los únicos que representaban a la izquierda real de este país. En 1993 el ex presidente del Gobierno Felipe González pierde la mayoría absoluta. Tenía dos opciones, pactar con los nacionalistas de derechas (CIU-PNV) o con Izquierda Unida: prefirió la primera. Ese fue a mi juicio un grave error de González; no pactar con IU para unir de manera natural a la izquierda de este país. A finales de 1995 los socios de gobierno del PSOE le retiran el apoyo y se celebran nuevas elecciones en marzo de 1996, las gana el PP sin mayoría. Desde entonces el bipartidismo entre el PP-PSOE se alternaba en la gobernanza del país.

Hasta que en las nuevas elecciones del 20 de diciembre de 2015 concurren dos nuevos partidos: Podemos-Ciudadanos. Ambos han puesto contra las cuerdas a los viejos partidos hasta el punto de que ahora nadie habla del bipartidismo.

Vemos que ninguna fuerza política quiere pactar con el PP de Mariano Rajoy, seguramente para no legitimar el rosario de casos de corrupción que el partido y el Gobierno tiene a sus espaldas. El PSOE parece que no aprende de sus errores y vuelve a pactar con un partido de derechas (Ciudadanos) un programa económico, político y social y luego pretende utilizar a Podemos de comodín para que apoye lo que pactó con un partido que en el 2013 se ausentó del Parlamento catalán con el PP para no condenar el franquismo.

El PSOE como en 1993 ha vuelto a quedar acorralado frente a la oportunidad histórica de unir a la izquierda en este país... acorralado por sus propias contradicciones, acorralado por las encuestas que lo sitúan como la tercera fuerza política por primera vez en la historia, por las decisiones de sus propios dirigentes, pero sobre todo acorralado por no querer compartir el poder con otras fuerzas políticas democráticas de izquierdas.