Después de su estreno para gloria únicamente de los políticos, llega la realidad apabullante con una cobertura de plazas que apenas alcanza el 20 por ciento. Una ruina clamorosa que pone en duda su sostenibilidad, ya que en su viabilidad económica no había creído nadie con dos dedos de frente. Si con una sola vía gallega era difícil su rentabilidad, con dos variantes la cosa lleva camino de la ruina inminente.

Con los malos augurios económicos actuales, es posible que la variante Vigo-Ourense acabe perpetuándose en su finalización y cuando se crea conveniente su reinicio, el abandono de lo construido aconseje su olvido "en el limbo político" que todo lo tapa y justifica. Era visto.

En la lista de prioridades del pueblo gallego, no creo que el AVE fuese lo mas importante. Si lo es haber invertido en garantizar empleos, pensiones, ayudas, sanidad, educación, hoy en verdaderos aprietos, por no citar y ya que de infraestructuras de comunicación se trata, de proveer las grandes ciudades gallegas, de una extensa y moderna red de comunicaciones entre sí, sin olvidar el Norte de Portugal, por donde nos jugamos nuestro comercio a diario. Una red de trenes de cercanías con nuestros polos industriales, proporcionándoles servicios de transporte y mercancías eficaz y barato como es el tren. Que decir de la misma comunicación con O Morrazo todavía hoy penalizado por un servicio marítimo limitado y una carretera saturada. Lo empleado en el Ave, solamente en aras de la prepotencia y el café para todos, daría para lo citado y mucho mas.