Pese a ser conocedora de cual iba a ser el resultado de las votaciones, el golpe afectó a la que, hasta ayer, fue alcaldesa de Ribadumia. Las lágrimas asaltaron los ojos de Salomé Peña, aunque fue capaz de controlarlas y ser una de las primeras en acercarse al nuevo alcalde para felicitarle.
Además de Peña, las miradas también se concentraban en Rafael Louzán, que aguantó estoicamente la sesión e incluso se mostró elegante al aplaudir la elección de David Castro como nuevo alcalde. Los seis integrantes del Partido Popular fueron los primeros en abandonar el salón de plenos con cara de resignación ante la atenta mirada del numeroso público allí presente. Enfrente, las caras eran todo lo contrario merced a un acuerdo sellado durante la semana que las tres formaciones están dispuestas a cumplir y que supondrá la realización de una auditoría y dos liberaciones, a tiempo parcial para el nuevo alcalde y completa para Enrique Oubiña.
