Una hora no dura siempre lo mismo. Algunas pasan volando y otras se arrastran. Además, en un solo momento, las vidas pueden sufrir tal vuelco que se haga difícil reconocerlas. Porque, ¿qué es un final feliz? Para una pareja que pudo contar el atentado en la sala Bataclan de París, el haber sobrevivido parece consistente con ese concepto. Pero si la cuestión se enfoca en qué ocurre después de ese final feliz, cuando la cámara suele apartarse y las secuelas ganan espacio, el punto de vista cambia. Ese ángulo es el elegido por el realizador Isaki Lacuesta, siempre inconformista, siempre dispuesto a arañar en los resquicios de las narrativas convencionales, al adaptar, por primera vez en su carrera, una obra escrita por uno de los asistentes a aquel concierto que sobrevivió, pero cuya vida quedó del revés.

Ese basado en hechos reales que precede a la recepción de la película y puede provocar dentera asociado a piezas programadas para ciertas franjas horarias es aquí la excusa para articular una bomba de relojería narrativa que explota por tramos, poliédrica, desordenada, una narrativa que demora el rostro de la verdad, pero donde principio y fin quedan atados de forma indisoluble, como ocurre con esa noche y el año siguiente y con el atentado y con quienes sufrieron semejante trauma y vivieron para contarlo. También para recordarlo, en el sentido etimológico de la palabra: lo sucedido vuelve a pasar por su corazón y a sacudir unas existencias que quedan alteradas.

No está interesado en mostrar a los masacradores, sino a los masacrados, y ahí reside también otro de los puntos fuertes del largometraje: las víctimas están siempre en el centro, donde deben estar

La trayectoria de los dos principales protagonistas, interpretados con naturalidad por Nahuel Pérez y Noémie Merlant, diverge como la de dos planetas que han desertado de las leyes de la atracción, víctimas de secuelas diferentes, y Lacuesta no escatima planos para que el espectador se sienta cercano, pegado, a su evolución. No está interesado en mostrar a los masacradores, sino a los masacrados, y ahí reside también otro de los puntos fuertes del largometraje: las víctimas están siempre en el centro, donde deben estar.

FICHA TÉCNICA

Título: 'Un año, una noche'

Dirigida por Isaki Lacuesta

Guion de Isaki Lacuesta, Isa Campo y Fran Araújo sobre el libro de Ramón González “Paz, amor y death metal”

Reparto: Nahuel Pérez Biscayart, Noémie Merlant, Quim Gutiérrez, Alba Guilera, Natalia de Molina, C. Tangana…