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Cómic infantil, la otra forma de leer

La novela gráfica ha puesto de moda un cómic adulto que arrincona, al menos de los grandes titulares y notorios premios, al producto destinado a los más pequeños. Pero el cómic infantil existe y es notable

Cómic infantil, la otra forma de leer

Vamos a intentar olvidarnos de frases absurdas como esa de que "el niño que hoy lee un tebeo mañana leerá una novela", o ese otro mantra según el cual para "hacer cantera" de lectores de cómic hay que cuidar primero al lector infantil, como si para leer historieta necesitemos de un viaje iniciático que pasa por la lectura de tebeos desde los pañales. No es malo para desarrollar aprecio por el medio, desde luego, leer de niños, pero ¿cuántos niños de la edad dorada del TBO leen hoy novelas gráficas? ¿Y cuántos lectores de literatura han requerido de lecturas de historieta durante su infancia a modo de "paso-puente"? No, no creamos que el cómic infantil deba medirse desde un sentido utilitarista o de paso previo a nada. No en 2019. El cómic es un arte con sus códigos, no hace de pasarela a la literatura como no lo hace al cine, la pintura o la ópera. Y el lector, más aún hoy en día, no necesita haber sido un niño voraz de viñetas para descubrir y disfrutar las obras de Paco Roca, Marjane Satrapi, Chris Ware o Emil Ferris.

Lo importante es que exista un cómic que se adecue al lector más joven porque él también tiene derecho a descubrir algo tan bonito como los cómics. Del mismo modo que hay un cine para niños y una literatura infantil, es una pena desperdiciar las posibilidades de la historieta como medio narrativo obviando o desatendiendo a un "target" entero. Y más cuando nos referimos a uno tan entusiasta. Todos los que efectivamente hemos leído cómics de niños, tendremos alguno en el recuerdo con un "imput" sentimental que lo hace especial. En mi caso puede ser papá Noel de Raymond Briggs, o "Los Pitufos negros". En los niños de hoy cómics como "Bahía Acuicornio" de Katie O'Neill o "Jim Curious. Viaje a través de la jungla" de Matthias Picard pueden ser esa lectura de impacto en nuestros hijos/sobrinos.

"Bahía acuicornio" (Ediciones La Cúpula) viene a reforzar una línea de cómic infantil de la mítica casa de Peter Pank y Makoki, una editorial que ha sabido comprender cada momento, adaptarse, evolucionar y crecer. Pero que siempre hay que entender como una sabia catalizadora del presente. Si en los primeros ochenta revolucionó el panorama cultural con sus cómics underground y en los noventa nos trajo a España la movida del cómic alternativo (Bagge, Clowes€) hoy su propuesta es expansiva, cuidada y plural. Algo muy propio para estos tiempos de clics y links. Vamos de un lado a otro, de un estilo a otro. Lo abarcamos todo y lo hacemos con inmediatez. Hoy merece la pena tocar muchos palos, y la unión de La Cúpula con Búfalo Lector para crear una línea de cómics infantiles es inteligente.

Sobre todo cuando ofrece maravillas como este "Bahía Acuicornio". Hablamos de un relato que bascula entre el costumbrismo y la magia para ofrecer finalmente un alegato naturalista y concienciado con el medio ambiente. O'Neill abre su relato con la vida cotidiana: una niña, Lana, y su padre regresan a su pueblo natal, una villa costera, para ayudar a reparar los estragos que ha provocado en el lugar una gran tormenta. Las relaciones de familia parecen el campo por el que el relato se va a mover, pero en realidad la magia irrumpirá en forma de acuicornios, unas pequeñas criaturas mágicas que viven en el arrecife de coral de esa costa.

Bajo esta forma de cuento maravilloso la autora desarrolla un canto a las maravillas de la naturaleza y el peligro de su conservación ante una sociedad agresiva con su casa, este planeta. Lo hace sutilmente, con este cuento entrañable y apto para toda la familia que se beneficia de un apartado gráfico sobresaliente. Un dibujo dulce, que no cursi, muy contemporáneo pero con sabor a clásico, en unas páginas deliciosamente diseñadas y diagramadas que nos brindan una de las grandes sorpresas del año en cómic infantil.

El mundo en 3D

"Jim Curious. Viaje a través de la jungla" es un segundo libro de las aventuras de "Curiosón". Así se llamó el primer tomo de este intrépido explorador de la naturaleza, en el volumen que presentó al personaje y a esta suerte de gran álbum mágico. "Curiosón", de Matthias Picard, fue editado por Fulgencio Pimentel en 2014. En él el personaje exploraba los fondos marinos. Ahora, rebautizado Jim Curious, este aventurero va a conocer la inhóspita selva. Lo bello de esta propuesta es que se lee con gafas 3D y realmente la experiencia sorprende por lo conseguido, una inmersión en "viñetas-pantalla" en las que las hojas, las libélulas gigantes, los árboles, los paisajes se nos despliegan tridimensionales. Y por tanto asombrosos.

Para lograr esta sensación de asombro hay que contar con el dibujo superlativo de Matthias Picard: puntilloso, frondoso, detallista, su blanco y negro despliega mundos enteros que cobran vida con la técnica del 3D, trampantojos teatrales pero vivos.

Este enorme y delicioso cómic sin palabras se recomienda a partir de los dos años de edad, e incluye en su interior un par de gafas anaglíficas para que padre o madre e hijo/hija puedan disfrutar juntos del viaje acompañando a Jim.

Dicha aventura amable y que también tiene regusto ecológico, de amor por la naturaleza, es sin duda un libro delicioso. Supera incluso al primer volumen, pero quien desconozca este trabajo, bueno, que no lo dude: tener el díptico merece la pena. Y los que vengan después.

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