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Feria de la Calabraza en Pontevedra en una edición anterior. / Rafa Vázquez

Tiempo de calabazas

Sus posibilidades culinarias son infinitas, y brillan tanto en la gastronomía popular como en la alta cocina. Es la hora de las cucurbitáceas

Aunque el refranero popular las nombre para los casos de desamor, la calabaza reivindica su puesto en la gastronomía, tanto a través de recetas populares como en la alta cocina. Sus opciones culinarias son múltiples, y a ello suma su escaso aporte calórico y sus propiedades nutricionales. Así que lo mejor es que nos den calabazas, al menos a la hora de mesa y mantel.

El cultivo de esta cucurbitácea es antiguo. Ya era conocida en China y Egipto antes de la era cristiana, y se cree que los hebreos de la época de Moisés ya sabían de sus propiedades. En Europa se planta desde el siglo XV, y en España es un ingrediente vinculado desde siempre a la cocina popular. Se prepara de innumerables maneras: cocida, frita, rehogada o gratinada. También es posible hacerlas con arroz o ser la base de sabrosas cremas de verdura. Puede utilizarse como acompañante de diversos guisos y potajes y platos de vegetales porque los suaviza y les da color.

Muchas de las recetas habituales en nuestra alimentación se crearon siglos atrás en el interior de los conventos y monasterios españoles. De origen monástico es la sopa de calabaza o la calabaza con puerros o el caldo con esta cucurbitácea, del que habla brevemente Cunqueiro en "A cociña galega", asegurando que es "muy sabroso, ligero, que no pesa en el estómago".

De cultivo tradicional y de alimento para los animales de la casa, ha pasado a ser una estrella de la cocina. Muchos y reputados chefs utilizan la calabaza para actualizar recetas de siempre, y la apuesta vegetal va ganando adeptos. Rica en fibra y beta-carotenos, la calabaza también se ha convertido en chorizo. Calabizo es el exitoso producto creado por las emprendedoras gallegas Edurne Sendra, Sofía Calvo y Keila Pousa, un chorizo cien por cien vegetal con una textura y un sabor muy parecidos al de toda la vida. Sin parangón en el mercado, las posibilidades del calabizo son tantas como las de un embutido tradicional, ya que se puede consumir crudo o añadiéndolo a otras recetas.

Otro uso de la cucurbitácea está en la repostería. La calabaza confitera es una variedad a partir de la cual se obtiene el cabello de ángel, que se emplea como relleno en productos de pastelería. En Galicia son típicas las chulas de calacú, especialmente en otoño y en invierno, un postre tradicional a base de calabaza, huevos, harina y azúcar.

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