Cuando los nombres de la directora danesa Susanne Bier aparecen en los créditos de una película acompañados del guionista Anders Thomas Jensen, el drama está servido. La realizadora vuelve a demostrar, de nuevo, que los nórdicos siempre dan una vuelta de tuerca más a los conflictos y dilemas humanos y que sobra cualquier tipo de cortapisa.
Esta vez se plantea, en un tono thriller a lo Largson, hasta dónde puede llegar el prejuicio y lo hace a partir de la paternidad y la maternidad a través de dos parejas con dos bebés que reflejan, además, un prejuicio social clasista.
Bier no escatima en escenas escabrosas y violentas cuando hay que hacerlo, lo que da un plus de truculencia (que puede molestar a parte del público) a una historia a veces un poquito forzada que apuesta sobre todo por el interés de su reflexión moral.