Los lunes no son lo mismo desde que Aranoa los puso a secar al sol. Y la visión de las consecuencias de los conflictos bélicos sobre la vida de quienes los sufren y de quienes les ayudan de forma altruista tampoco lo será tras la esperada nueva incursión de Fernando de Aranoa en el cine -después de hacerse de rogar cinco años-, sobre todo en el macabro contexto actual.
Aunque, parafraseando su título, este largometraje, muy diferente a lo que ha hecho hasta ahora, no sea perfecto, Aranoa consigue salir victorioso de una batalla compleja: reflejar el horror más absoluto desde el humor y lanzar un grandioso alegato pacifista. Le ayuda en la tarea el reparto más internacional de su carrera y una historia sencilla, pero fascinante.