Las precipitaciones están siendo continuas. Demasiadas semanas seguidas de lluvia en Galicia. Y el campo, lo sufre. En Lalín por ejemplo, más del doble de precipitaciones que el año pasado. Solo se ha podido plantar el 10 por ciento del cereal de invierno. A pesar de este color verde, las plantas no tienen raíces, cuando llegue el sol, se secarán sin desarrollar. El tren de tormentas de los últimos meses en Galicia también se nota en la mar. La salinidad del agua con tanta lluvia disminuye y las almejas o no crecen o mueren. Esto es Cambados, la flota ha disminuido un 50 por ciento y las capturas son mínimas. Apenas un capazo y una malla de moluscos de escaso valor. En la ganadería, la situación parecida. Sus campos están anegados y los tractores no pueden entrar en las fincas para recolectar el forraje que esperan las vacas. Además es una hierba que no se ha podido abonar, por lo que le faltan proteínas. Y mientras, el ganado tampoco puede salir de los establos. Sus pezuñas destrozarían las cosechas.