Laura lleva más de 25 años viviendo gracias al corazón de otra persona. Sufría una miocardiopatía dilatada, una enfermedad genética que también padecieron su madre y su hermana gemela, trasplantada dos años después. Era la única solución para ambas. Con 26 años, Gema también fue trasplantada de corazón, tenía insuficiencia cardíaca y después del trasplante ha vuelto a vivir, se ha sacado el carné de conducir y ha hecho el Camino de Santiago. Una nueva vida que también agradece a su donante, un acto que aumenta cada año para salvar vidas.