No tienen por qué ser animales amorfos o nunca antes vistos, que los hay, sino que también tienen cabida en esta categoría los inusualmente grandes o los microscópicos, aquellos que se diferencian significativamente de los demás miembros de su especie o, simplemente, bichos que no dejan de sorprender a propios y extraños. Cuando Rodrigo Villar observó por primera vez el espécimen no se podía creer lo que estaba viendo. Un gigantesco monstruo de mar se subastaba en la lonja de Vigo a un precio simbólico, por unos 20 euros. Con más de 62,5 kilos y 1,74 metros de largo