Crear agua dulce en el fondo del océano no es magia, es ciencia. Aunque parezca lo contrario. Y esa ciencia llega a través de tecnología puntera como la patentada por la firma redondelana Peter Taboada, fundada en 1979 por Jesús Manuel Taboada Presedo, capitán de la marina mercante conocido como Peter. La compañía, asentada en la Estrada de Porto Cabeiro, puede decir con orgullo que la mayor desalinizadora diseñada e instalada en un barco lleva su sello. Pero no es la única. Peter Taboada ha sabido crecer con el paso del tiempo y de la misma manera lo ha hecho su cartera de pedidos, con encargos para un sinfín de proyectos que llegan al mundo de la defensa, la pesca y el turismo más lujoso.

La maquinaria que confeccionan son plantas desalinizadoras. Fábricas con diferentes capacidades en función de sus dimensiones pero el mismo objetivo: llevar agua dulce al mar. La compañía, artífice del equipo que cumple estas funciones en el submarino Isaac Peral, que puede producir hasta 6.000 litros potables al día, afronta ahora un megaproyecto que tiene como destinatarios los cazaminas de la Armada.