A pesar de no ocuparse en absoluto de lo que supone el cuidado de la casa y de los niños, Javier cree saber perfectamente qué es lo que hay que hacer en cada momento y considera que su desbordada mujer se ahoga en un vaso de agua. Javier tendrá que enfrentarse a la realidad que supone bregar con cinco hijos cuando su mujer decide irse de viaje y dejarle solo con ellos. La caótica situación que se provoca en casa evoluciona de forma progresivamente cómica hasta el desastre más absoluto, pero a la vez les da la oportunidad a padre e hijos de conocerse y disfrutarse por primera vez.