Los expertos reunidos hoy en Zaragoza en el seminario internacional "Estrategias de actuación de aguas afectadas por el mejillón cebra" han asegurado que han aparecido larvas en tres o cuatro años ese molusco habrá invadido toda la cuenca del Ebro y que en cinco o seis se habrá extendido por toda España.

Las especies -algunas de ellas patógenas- que viajan en los 3-5 millones de toneladas de aguas de lastre que se transportan anualmente de un lado a otro del planeta, provocan además efectos nocivos sobre la salud humana, e incluso daños materiales que suponen pérdidas de millones de euros.

De cada cien especies que se transportan de su ecosistema natural a uno extraño para ellas, diez se acomodan a este nuevo hábitat, mientras que una de ellas termina siendo plaga en el ecosistema receptor.

Entre las especies más peligrosas está el mejillón cebra, originario del Ponto-Caspio de Rusia, que se introdujo en las aguas europeas durante el siglo XIX con la navegación fluvial a través del canal Oginskii, del río Neman, en 1803 y alcanzó la bahía de Kursk.

En 1824 se encontró en Londres, tres años después en Holanda, en 1843 en Copenhague, en 1855 en Fráncfort, en 1940 en Estocolmo y en 1994 en Irlanda.

En España, las primeras larvas se detectaron en el Bajo Ebro en agosto de 2001, llegaron a los embalses de Ribarroja y Flix (Tarragona) y al de Mequinenza (Zaragoza) en 2002, en 2005 apareció en el embalse de Sitjar (Castellón) y en 2006 se han detectado en el embalse de Forata (Valencia), en el meandro de Ranillas (Zaragoza), en San Vicente de la Sonsierra y Fuenmmayor (La Rioja) en el embalse de Puentelarra (Alava) y en el de Sobrón (Burgos).

La capacidad reproductiva de este bivalvo, que no es comestible y acumula gran cantidad de biotoxinas, aumenta en aguas con temperaturas elevadas, por lo que es muy frecuente en tuberías de vertido de centrales térmicas y nucleares, pudiendo llegar a obturarlas.

Pueden también colonizar zonas de regadío, bombas de riego, sistemas de refrigeración o redes y aparejos de pesca, y provocar corrosión en estructuras de acero y hormigón.

Oscila entre los dos y tres centímetros, se alimenta de fitoplancton, compitiendo con otras especies autóctonas por este alimento e incrementando el nivel de materia orgánica.

La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, afirmó a finales de septiembre que su departamento "no tira la toalla" en la lucha contra el mejillón cebra, "por difícil que sea", y anunció que se recurrirá, si es necesario, "a las fuerzas y cuerpos de seguridad y al Ejército en su caso".

Medio Ambiente y las CCAA acordaron en la última conferencia sectorial, celebrada el 7 de octubre en Barcelona, implicar a los sectores sociales que realizan actividades en los ríos y evaluar la eficacia de las medidas a aplicar para combatir al mejillón cebra.