Ante la emergencia climática y los retos de ahorro energético que tenemos por delante, los excesos y caprichos de las celebridades y los famosos en sus desplazamientos se antojan fuera de lugar. Ni sus vidas de lujo recorriendo el mundo en un jet privado ni esos yates despampanantes surcando el mar que vemos estos días de verano le hacen ningún bien al planeta.

Hace unos días, la hermana de Kim Kardashian, Kylie Jenner, encendió la llama con un ejemplo más de su postureo. La joven modelo y empresaria californiana recibió un aluvión de críticas después de publicar en su Instagram un vídeo alardeando de haber hecho un vuelo de 17 minutos en su avión privado solo porque le apetecía comprar unos snacks en una tienda de comestibles.

Algunos de sus seguidores, indignados, la tacharon de “criminal climática” por pasarse por el forro no ya las tres erres del ecologismo –reducir, reutilizar y reciclar–, sino el mínimo sentido común. Con su actitud, no mostraba ninguna preocupación por emitir sin mesura a la atmósfera los gases contaminantes de su jet privado.

“Criminales climáticos”

Por supuesto no es la primera ni será la última famosa que despilfarra a saco. Yard, empresa de marketing de sostenibilidad con sede en el Reino Unido, ha creado un ranking con los mayores “criminales climáticos” entre las celebridades del mundo. Y según la lista de Yard, la famosa que más emisiones ha generado con sus vuelos privados este año es Taylor Swift.

La cantautora encabeza la lista con una emisión total de 8. 293 toneladas de CO2, que habrían producido los más de 170 vuelos (ha estado casi 16 días en el aire). Entre esos trayectos, algunos tan cortos como los 36 minutos que empleó en viajar de Missouri a Nashville. Después de conocerse la noticia, la representante de Swift salió al paso en la revista Rolling Stone, donde aclaró: “El jet de Taylor se presta regularmente a otras personas. Atribuirle la mayoría o todos estos viajes a ella es flagrantemente incorrecto”.

La autora de hits como “Don’t Blame Me”, “Cruel Summer y Blank Space” lidera la lista y por detrás están Floyd Mayweather Jr., exboxeador profesional, y el rapero Jay-Z, mientras que Alex Rodríguez, el exjugador de béisbol y exnovio de JLo, una de las estrellas de la música country estadounidense Blake Shelton, el director de cine Steven Spielberg, Kim Kardashian, el actor Mark Wahlberg y la presentadora Oprah Winfrey conforman el resto de mayores contaminadores. Irónicamente, Kylie Jenner no sale en la lista de las más contaminantes, pero sí el padre de sus hijos, Travis Scott, el décimo.

Pero, ¿de dónde salen estos calculos? Pues corren a cargo de Jack Swenney, un estudiante de programación de 19 años al que Elon Musk, el más rico del mundo, ofreció 5.000 dólares si dejaba de tuitear la huella de carbono de vuelos privados de los famosos. No solo se negó, sino que su perfil automatizado Celebrity Jets suma miles de seguidores. Difunde ubicación del despegue y el aterrizaje, modelo de avión, tiempo, cantidad de CO2 emitido y dueño del jet. Claro que eso no significa que estos estén siempre dentro.