El director de cine Woody Allen inicia en San Sebastián el rodaje de su última película convencido de que, por encima de su edad y de campañas en su contra, seguirá trabajando hasta el final de sus días. "Probablemente me muera en medio del montaje de una película o en un plató, rodando", dijo. Allen presentó su nuevo proyecto acompañado por parte del elenco con el que filmará desde hoy, las actrices Elena Anaya y Gina Gershon, y los actores Sergi López y Wally Shawn.

Allen se ha mostrado distendido y no ha rehusado ninguna de las cuestiones que le persiguen desde que las denuncias por abuso sexual de su hija adoptiva Dylan Farrow le hayan acarreado un vacío en su país, donde no ha podido estrenar su anterior trabajo "A Rainy Day New York", que, sin embargo, sí llegará a las salas en Europa. Tampoco las editoriales han mostrado interés por publicar sus memorias.

Todo este ambiente y su edad, 83 años, no le han hecho plantearse la retirada. "No pienso en detenerme, no pienso en movimientos políticos, sociales, no estoy equipado mentalmente para tener una visión profunda de esos conflictos, yo trato de relaciones humanas, de la gente, de la comedia", ha sostenido. "No he pensado en jubilarme, nunca. Mi filosofía siempre ha sido que no importa lo que ocurra en la vida. Solo me centro en trabajar". Y "probablemente" morirá "en medio del montaje de una película" o "en un plató, rodando".

Woody Allen ha encontrado en San Sebastián un lugar en el que poder trabajar con comodidad, ya que, como ha confesado en múltiples ocasiones, no lleva bien ausentarse de Nueva York. "Tuve que pensar en algún lugar en el que podía estar bien y cómodo durante el verano, recordé haber estado aquí un par de veces o tres en el festival y recuerdo la hermosísima ciudad y ese encanto especial", ha confesado. Palabras que recuerdan su devoción por Asturias, donde rodó parte de su anterior experiencia española, "Vicky Cristina Barcelona".

Ha aprovechado para tirar de la oreja a los responsables de los festivales de cine para conminarles a que se vuelva a la esencia de certámenes que apuesten por "representar la forma más elevada del cine como arte". Allen ha pasado de puntillas por todas las cuestiones políticas, aunque ha considerado que "el clima político tan tenso" que se vive en su país no perjudica al humor, sino más bien al contrario, "crea humor satírico de primerísima calidad".