La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) se desmorona. Cientos de músicos (alrededor de 300, según la corriente crítica Coalición Autoral) han solicitado en estos últimos días la baja y la retirada de todo su repertorio del catálogo de la entidad, en lo que se interpreta como una medida de presión para forzar la regeneración de la sociedad de autores.

Un movimiento que ha sido secundado por multinacionales discográficas y sellos independientes, y que puede tener un impacto crucial en las cuentas de la SGAE: se cifra que la sociedad de gestión puede perder entre el 50 y el 60% de sus ingresos.

El conflicto en el seno de la SGAE ha entrado en una nueva dimensión después de que la asamblea de socios rechazase, el lunes, modificar sus estatutos para adaptarlos a la normativa europea. Ese cambio estatuario era una exigencia del Ministerio de Cultura para evitar la intervención de la sociedad. Una circunstancia que el sector crítico quiere aprovechar para forzar un cambio de rumbo de la entidad, que aseguran que está gobernada "por las televisiones y 'la Rueda'".

El presunto fraude por la emisión de canciones en televisión en horario nocturno, que actualmente investiga la Audiencia Nacional, es la clave que explica no solo la actual crisis de la SGAE, también su deriva en los últimos años.

En resumen, "la Rueda" consistía en un acuerdo, presuntamente ilegal, entre las televisiones y un grupo de músicos para emitir sus canciones en horario nocturno y después repartirse las liquidaciones abonadas a los músicos por la SGAE.

Buena parte de esas canciones eran temas de dominio público a los que se practicaban pequeñas modificaciones. Esto permitió a músicos sin pedigrí ingresar cantidades millonarias y, de paso, alcanzar un poder notable dentro de la SGAE ya que, cuantos más ingresos aporta un socio, más votos puede sumar en los distintos órganos de decisión de la entidad. Esta es la razón por la que los críticos aseguran que "la 'Rueda' controla la SGAE".