Peter Weir, autor de una película tan premonitoria como "El show de Truman", se mostró crítico con el mundo hiperconectado en el que vivimos desde la irrupción de las nuevas tecnologías porque, en su opinión, "para crear hay que aburrirse y las redes sociales son peligrosas para la imaginación".

"Para crear no hay que vivir el momento, hay que soñar", añadió el autor de títulos míticos, como "Master & Commander" o "El club de los poetas muertos", que ayer visitó el Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña, Sitges 2018, donde anoche recibió el Gran Premio Honorífico. También firmó "Único testigo", "La costa de los Mosquitos" y "Matrimonio de conveniencia".

El australiano dijo que cuando rodó "El show de Truman" no se podía imaginar hasta que punto iba a ser profético y agregó que está "fascinado" por el hecho de que la película "siga tan viva" y haya madurado tan bien.

En los veinte años que han pasado desde que Jim Carrey interpretó a Truman, la tecnología ha cambiado las costumbres hasta tal punto que lo que entonces era ficción ahora es realidad y son muchas las personas dentro de un "reality show" o que muestran su intimidad a través de las redes sociales.

"Es evidente que el desarrollo de las tecnologías de la información tiene efectos beneficiosos y facilita el trabajo y la difusión de la información, pero también pueden ser muy peligroso", afirmó. Recordando "El show de Truman", su director ha destacado el momento del filme en el que un espectador pregunta por qué Truman no se cuestiona lo que está pasando a su alrededor y cómo es posible que se crea la gran mentira dentro de la que vive. "El creador del programa de televisión en el que vive Truman responde: porque tendemos a aceptar la realidad que se nos presenta", recordó Weir, en referencia a la poca capacidad crítica del ser humano. Antes de "El show de Truman", Weir revolucionó la escena del cine fantástico en Australia, con películas como "La última ola", que con el tiempo también ha resultado premonitoria porque el desastre ecológico que auguraba parece más cercano.

Su filmografía le ha permitido trabajar con grandes intérpretes como Robin Williams, Harrison Ford, Gérard Depardieu o Russell Crowe. "Todos ellos unos monstruos con un gran talento", dijo, "pero no todos iguales en el trato humano. Me lo he pasado muy bien con casi todos, pero guardaré el secretos sobre las excepciones".

Desde que rodó "Master & Commander", en 2003, sólo ha hecho otra película: "The Way Back", sobre un grupo de presos que escapan de un "gulag" siberiano. "Sólo me embarco en un proyecto si me siento absorbido por la historia, y cada vez me cuesta más encontrar algo que me interese de verdad", confesó.

Además se siente alejado de una industria del cine en la que "el propio cine está en declive y la televisión en ascenso, algo que puede beneficiar a actores y productores, pero no tanto a los directores cuyo medio es el cine". En su opinión, "mantener el ritmo en una película de 90 minutos es difícil pero se puede llegar a ofrecer algo sólido, pero las series pocas veces permite mantener un buen ritmo". A pesar de todo, Weir, a sus 74 años, no ha tirado la toalla y está dispuesto a volver a ponerse tras la cámara si encuentra una buena historia, tal como dijo en la rueda de prensa que ofreció ayer y en la que bromeó con los periodistas a los que ha animado a mostrarle sus guiones.