Los fragmentos de un meteoro descubiertos en el Océano Pacífico son de origen interestelar, según Avi Loeb

Podrían ser parte de una sonda espacial, un satélite, una nave extraterrestre o incluso de una forma de vida artificial

El equipo científico que ha rastreado el meteorito, con Avi Loeb al frente,  en la cubierta del barco “Silver Star”  el 27 de junio de 2023.

El equipo científico que ha rastreado el meteorito, con Avi Loeb al frente, en la cubierta del barco “Silver Star” el 27 de junio de 2023. / Avi Loeb/Proyecto Galileo

Eduardo Martínez de la Fe

Eduardo Martínez de la Fe

La composición química de las esférulas encontradas a lo largo de la trayectoria del meteoro IM1, caído en el Pacífico en 2014 y analizadas este año, no tiene precedentes en la literatura científica, lo que sugiere un origen interestelar y que no estamos solos en el universo, según Avi Loeb.

¿Qué pasaría si hubiera restos de una civilización extraterrestre en el fondo del océano? Esta es la pregunta que se plantea el profesor Avi Loeb, un astrofísico de Harvard que ha liderado una expedición interestelar para buscar evidencia de tecnología alienígena en nuestro planeta.

El profesor Loeb es uno de los científicos más reconocidos y audaces del mundo, que no tiene miedo de explorar las preguntas más difíciles y fascinantes sobre el universo y nuestro lugar en el cosmos.

Su aventura científica comenzó en 2014, cuando un meteoro llamado IM1 (Yo soy 1) cayó en el océano Pacífico, cerca de las islas Kiribati.

Origen interestelar

El profesor Loeb sospechaba que este meteoro podría tener un origen interestelar, es decir, que proviniera de fuera del sistema solar. Por eso, organizó una expedición en 2023 para recuperar los restos del meteoro y analizarlos con la ayuda de un equipo multidisciplinar de expertos.

Lo que encontraron fue sorprendente, según cuenta el propio Loeb en un interesante articulo: unas esférulas metálicas de unos 0.4 milímetros de diámetro que tenían una composición química muy diferente a la de cualquier material natural o artificial conocido en nuestro sistema solar.

Las esférulas son gotas de material que alguna vez estuvieron fundidos y se forman rutinariamente en explosiones de meteoros ordinarios y también en erupciones volcánicas.

Las analizadas por Loeb contenían unos alambres microscópicos de hierro y níquel, así como unos gránulos de silicio y carbono. Estos elementos son típicos del espacio interestelar, donde se formaron hace 13.8 mil millones de años, coincidiendo con el Big Bang, el evento cataclísmico que dio origen a nuestro universo.

De hecho, algunos de estos fragmentos contenían elementos raros, como berilio, lantano y uranio, en concentraciones significativamente superiores a las observadas en esférulas comparables de nuestro sistema solar.

Preguntas intrigantes

Estas concentraciones anormalmente altas plantean preguntas intrigantes sobre la procedencia y formación de estos fragmentos, lo que refuerza la hipótesis de un origen distante, mucho más allá de nuestro sistema solar, algo que Loeb considera probado.

Además, las esferas mostraban una proporción de isótopos de hierro distinta a la de la Tierra, la Luna y Marte, lo que apoya la hipótesis de un origen interestelar. Los isótopos son átomos del mismo elemento que tienen distinto número de neutrones.

La proporción de isótopos varía según el lugar donde se forman los elementos, por lo que pueden servir como una huella digital para identificar su procedencia.

El profesor Loeb cree que estas esferas podrían ser restos de un artefacto extraterrestre que viajó por el espacio interestelar hasta llegar a nuestro sistema solar. Considera que podrían ser parte de una sonda espacial, un satélite, una nave o incluso una forma de vida artificial.

Material recolectado del trineo magnético en el sitio de IM1, que muestra una esférula rica en hierro de 0,4 milímetros de diámetro (flecha blanca) entre un fondo de desechos.

Material recolectado del trineo magnético en el sitio de IM1, que muestra una esférula rica en hierro de 0,4 milímetros de diámetro (flecha blanca) entre un fondo de desechos. / Avi Loeb/Proyecto Galileo

¿Importante descubrimiento?

Para confirmar sus hallazgos, el profesor Loeb ha enviado fragmentos de las esferas a varios laboratorios alrededor del mundo para realizar más análisis.

El origen interestelar de estos fragmentos podría ser uno de los descubrimientos más importantes de la historia de la ciencia, ya que demostraría que no estamos solos en el universo y que hay otras civilizaciones avanzadas que han desarrollado tecnología interestelar.

Hasta ahora, nuestra comprensión del universo se ha basado principalmente en la observación de objetos distantes a través de telescopios o en el estudio de muestras de nuestro propio sistema solar.

El descubrimiento en nuestro planeta de elementos procedentes directamente del espacio interestelar ampliaría enormemente nuestra perspectiva.

Nuevo y revelador artículo

En mayo pasado, se publicaron los primeros artículos científicos sobre sus descubrimientos, y ahora se ha publicado un nuevo artículo en arXiv (todavía no revisado por pares) en el que Loeb resume y actualiza los principales hallazgos sobre este enigmático meteorito.

Esta nueva entrega ha sido cuestionada por algunos científicos, como recoge al respecto la revista Science, a los que Loeb responde que “independientemente de la interpretación, se trata de un descubrimiento histórico porque representa la primera vez que los científicos analizan materiales de un objeto de gran tamaño que llegó a la Tierra desde fuera del sistema solar”.

Toda esta labor investigadora forma parte del Proyecto Galileo, creado por Loeb en honor al astrónomo italiano que revolucionó nuestra visión del cosmos con su telescopio.

El objetivo del Proyecto Galileo es buscar más evidencia de tecnología extraterrestre en el espacio y en la Tierra, usando métodos científicos y colaborando con otros investigadores.

Referencia

Discovery of Spherules of Likely Extrasolar Composition in the Pacific Ocean Site of the CNEOS 2014-01-08 (IM1) Bolide. Abraham Loeb et al. arXiv:2308.15623v1 [astro-ph.EP]. DOI:https://doi.org/10.48550/arXiv.2308.15623