Tras presentar 'Ayúdame mamá' en Telemadrid y poner a bailar a cantera y veteranos del Real Madrid, Poty regresa a la pequeña pantalla para dar clases de baile a ocho nuevos concursantes en la nueva edición de '¡Mira quién baila!'. En la octava edición del concurso, bajo las órdenes de Pilar Rubio, podemos ver bailar a Carmen Lomana, Belén Esteban, Víctor Janeiro, Helen Lindes, Juan García, Edurne, Nadal y El Sevilla.

Javier Castillo obtuvo su carrera superior de ballet clásico, de siete años de duración, en solo dos. Bailó en el Ballet Nacional y después de girar por el mundo volvió a España para convertirse en el responsable de la coreografía que llevó a la Selección Española de Gimnasia Rítmica a ganar el Campeonato Mundial de 1992.

Profesor y coreógrafo de las giras de Enrique Iglesias, Rosa, Bisbal o María Isabel, entre muchos otros rostros populares del mundo de la música, si tuviera que presidir un club de fans sería el de su hija Martina, lo mejor que le ha pasado en la vida a este simpático cántabro.

¿Cómo ha sido el arranque de la octava edición de '¡Mira quién baila!'?

Trepidante, me da miedo pensar lo fuerte que hemos empezado, el grupo me ha dado confianza, han empezado con mucho entusiasmo y han entrado al trapo en todo, estoy viendo muy buenos resultados en las clases de todos ellos.

¿Cómo habéis afrontado el cambio de cadena?

Dicen que los cambios son siempre para mejor, la época de televisión española fue gloriosa pero aquí tenemos un plató cuatro veces más grande en el que vamos a bailar para quinientas personas, que te den un espacio así y unos medios técnicos tan espectaculares para organizarlo y ponerles a bailar es lo mejor que te puede pasar.

¿Qué novedades va a ver en esta edición del programa?

Vamos a introducir nuevos ritmos, habrá charleston, urban dance y puede que hasta bollywood, que esta ahora muy de moda. Le daremos una vuelta de tuerca a todo.

¿Tienes ya un favorito?

Como coreógrafo del programa tengo que repartir mi amor por igual, pedirme que eligiera a uno sería como preguntarle a una madre a cual de sus ocho hijos quiere más. La cosa pinta muy bien, los ocho nos van a sorprender. No tienen nada que ver el uno con el otro, son cada uno de su padre y de su madre pero todos tienen posibilidades de ganar.

¿Vas a conseguir que baile Pilar Rubio?

Sí, es una gran profesional, quiere bailar y está dispuesta a poner toda la carne en el asador.

¿Qué destacarías de cada uno de los ocho concursantes?

Lo más complicado para bailar bien es acabar con el sentido del ridículo, son muy valientes todos ellos. Carmen Lomana es una señora de los pies a la cabeza, es muy educada y todo lo que hace es puro diseño. Belén es una mujer todo terreno, quiere demostrar que puede hacer algo más de lo que ha hecho hasta ahora. Víctor es muy grande como persona, su punto fuerte son las buenas condiciones física que tiene, está muy preparado técnicamente. Juan y Helen podrían ser gente guapa sin más pero están llenos de ganas de superación. Edurne es la esponja de '¡Mira quién baila!', tiene ganas, posibilidades. El Sevilla es humor en estado puro, se mete en cada papel demostrando el pedazo artista que hay en él. Nadal lo ha ganado todo pero tenía ganas de bailar desde que Salinas le contó su experiencia y aquí está.

¿Qué te has propuesto conseguir esta vez?

El mayor reto es poner en pie el plató y conseguir que todos sean felices, ese es mi propósito que todo el mundo acabe bailando con una sonrisa en los labios.

¿Por qué te llaman Poty?

De chiquitín, cuando la tele era en blanco y negro había conexión con la Carta de Ajuste. Después sonaba un 'piiiiiiiii' y conectaba un programa de payasos. Uno era Poty y otro era Pepín. La única manera de que yo merendase mi papilla era viendo aquel programa. Por lo visto yo decía '¡yo ero Poty, yo ero Poty!'. Y Poty me quedé. Además la de payaso es una de mis vocaciones frustradas. ¡Nunca es tarde! Trabajé con Fofito y Rody, les admiro notablemente, a toda la familia Aragón. Incluso trabajé en algunos capítulos. ¿Recuerdas un capítulo en que Fofito se miraba a un espejo y hacían cosas distintas? Pues uno era Fofito y otro era yo.

¿Vas mucho a Cantabria?

Sí, claro, toda mi familia está allí. Por lo menos una vez al mes. Pero no voy todo lo que quisiera, porque con este ritmo de vida...

¿Cómo compaginas tanto trabajo con la familia?

La clave está en el respeto mutuo. Mi mujer, Isabel lleva quince años trabajando como directora de casting de Gestmusic, así que ella entiende muy bien mi profesión y yo entiendo muy bien la suya. Nos entendemos y respetamos nuestros espacios. Las carencias se compensan siendo un buen padre, ¡que lo soy! Sobre todo soy buen compañero. Creo que nunca es suficiente, con la vida que llevamos, pero procuro que cuando estamos juntos se note la presencia suya, la mía y la de la niña. Somos muy familiares los dos, como un clan gitano. Lo pasamos muy bien, tenemos muchos hermanos y sobrinos y procuramos estar el mayor tiempo posible juntos.

¿Como está vuestra pequeña?

Muy bien, Martina tiene mi simpatía y la belleza de su madre Isabel, afortunadamente. Isabel es más pausada y yo más motoreta, así que ha heredado lo mejor de los dos. Tengo mucha afinidad con ella. No ha gateado nunca. Pasó de ser bebé a caminar y correr. Es muy despierta y se ríe con todas las tonterías que le hago. Martina es lo mejor que me ha podido pasar en la vida, más que ninguna otra cosa. No tiene comparación. Es maravilloso tener un hijo.

¿Qué importancia le das a la popularidad?

La justa, yo no me creo nada. Ni me he vuelto delicadito ni nada. En los tiempos que corren ser popular es lo más fácil del mundo. Se ven barbaridades en la televisión a diario, hay muchos 'frikis'. Me da pena. A mi ese carro de popularidad no me interesa.