En él se explica cómo el perímetro de la morgue de Tijuana está protegido constantemente por una decena de soldados armados hasta los dientes.

Están ahí para evitar que se roben los cadáveres. Para impedir que comandos narcos entren, como han hecho en otras ocasiones, y a tiro limpio se lleven los cuerpos de sus compadres y eviten su identificación.

El reportaje de Jon Sistiaga analiza las claves de esa violencia estructural que lleva años sacudiendo México y que parece haberse desbordado en los últimos meses.

La cámara de Cuatro entra en las prisiones mexicanas, retrata las misas negras dedicadas a la Santa Muerte, la patrona de los narcos, visita los mausoleos donde se entierra a los grandes capos o graba con crudeza un cruce balas entre sicarios y soldados que acabará con seis muertos.