Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Venezuela, el retorno más triste

Gallegos retornados de Venezuela reviven los años de esplendor del país sudamericano, cuando las multinacionales se peleaban por un mercado en el que no había paro

De izquierda a derecha, Berta Fandiño, José Antonio Fernández, Loli López, Basilio Iglesias, Julio González y Andrés Varenkow, presidente de la Asociación de Pensionados y Jubilados de Venezuela en Galicia. | Marta G. Brea

"Tendrán que pasar 50 años para levantar de nuevo lo que el régimen de Chávez ha destruido en 20". Así ve el futuro de Venezuela Loli López, una de las emigrantes gallegas que vivió los años de esplendor del país sudamericano y que ve con tristeza la grave situación en que ahora se encuentra. Y no solo el país. Unos 3.000 retornados gallegos de Venezuela llevan tres años sin cobrar sus pensiones. Cinco de ellos hablan para FARO de sus vivencias en "la gran Venezuela" de los años 60 y 70 del pasado siglo.

Venezuela vivía entonces una época dorada, hasta el punto de que las multinacionales se peleaban por el mercado e incluso "costaba conseguir gente para cubrir los puestos de trabajo", como explica el vigués Basilio Iglesias, que llegó a Caracas en 1958 con su madre y tres hermanos. Tenía 15 años y no conocían a nadie allí. "Empecé a trabajar -explica- en una fábrica de tejidos que regentaba un judío. Después trabajé como ayudante de electricista y en una distribuidora de periódicos. Más adelante, como comercial de la multinacional Procter & Gamble de productos de limpieza, recorrí casi toda Venezuela". La expansión económica propiciaba que las grandes multinacionales de Europa y Estados Unidos se peleasen por hacerse con el mercado venezolano.

Tras dejar su trabajo en la multinacional estadounidense, Basilio Iglesias tuvo sus propios negocios, "hasta que en el año 2003, ante la situación que empezaba a vivir el país, decidí regresar a Vigo con mi mujer venezolana". Además de la familia de su mujer, Basilio tiene hijos y nietos en Venezuela, por lo que sigue con gran preocupación la crisis que atraviesa la república bolivariana.

Una preocupación que comparte la moañesa Berta Fandiño. Había emigrado de niña a Argentina con sus padres y sus dos hermanos y "años más tarde me fui con una amiga a Venezuela. Allí trabajé como gerente en una empresa. Eran años muy buenos para la economía del país y recuerdo que visitaba con frecuencia los distintos ministerios del gobierno", apunta Berta. Después trabajó también en Estados Unidos. Hace 13 años decidió regresar a España con su hija, arquitecta, "pues mi marido ya había fallecido y a ella le surgió la posibilidad de realizar aquí un posgrado".

Berta volvió hace poco a Venezuela para vender el piso que tenía en Caracas y regresó con la sensación de que es imposible vivir allí. "Algunos conocidos me decían que nosotras habíamos marchado a tiempo. Todos quieren salir del país, es una diáspora completa".

La misma sensación experimentó la coruñesa Loli López cuando regresó hace 5 años a Venezuela para traer a su madre. Loli había llegado a la capital de Venezuela con apenas 5 años de edad junto con su madre y una hermana y regresó a Galicia hace ya 24 años. "Primero se había ido mi padre, que trabajaba en Astano, y al que vinieron a buscar con el reclamo de que en Venezuela se ganaba mucho dinero", comenta esta gallega natural de Fene, que trabajó en Caracas como secretaria de dirección de una importante empresa. Recuerda que en aquellos años en el país sudamericano se vivía muy bien: "Los hospitales eran muy buenos y en las tiendas había de todo, mientras que ahora no hay nada. Además, el pulpo y el marisco eran entonces baratísimos porque allí no los comían". Y, añorando Galicia, en la Hermandad Gallega de Venezuela conoció Loli al que hoy es su marido, el coruñés Julio González Fernández.

Julio llegó a Venezuela en 1953 junto con sus padres y sus siete hermanos. Tenía entonces 13 años. "Llevaba pantalones cortos y mis compañeros de estudios se burlaban de mí", recuerda al hablar de las diferencias que encontró en su país de acogida con respecto a España. En Caracas estudió Bachillerato y Contabilidad. Además de trabajar como contable, fue también comercial de productos fotográficos. Al hablar de la división que vive hoy la sociedad venezolana, evoca un efecto contrario -de unidad-, que llevaron a la práctica los emigrantes gallegos en Caracas: "Al principio había tres agrupaciones distintas: el Lar Gallego, que frecuentaban comunistas y exiliados de España; el Centro Gallego, por el que iban los franquistas; y la Casa de Galicia, que tenía una posición más ambigua. Al final superaron las diferencias ideológicas y se unieron todos en la Hermandad Gallega de Venezuela".

El ponferradino José Antonio Fernández, por su parte, llegó a Venezuela en 1959 como misionero. Posteriormente se graduó como profesor y, becado por el Gobierno, realizó un posgrado en la Universidad de Londres y se casó en el país americano. "En total estuve 23 años en Venezuela como profesor universitario. Era una época de grandes oportunidades y en un ambiente de progreso que hoy se ha perdido. Era una sociedad muy abierta, todo un contraste con la España franquista que habíamos dejado", comenta José Antonio, que ahora reside en Vigo tras regresar a España en 2015. "Tengo cuñados en Venezuela, pero mis sobrinos emigraron todos", señala.

Todos los retornados coinciden en señalar que la crisis venezolana se desató con el régimen de Hugo Chávez, "con su afán expropiatorio y su política de nacionalizar los sectores más productivos del país, empezando por el petróleo. Lo nacionalizó todo, incluso las empresas agrícolas". De hecho, hoy en día no hay ni repuestos para poner en marcha los 18.000 tractores que permanecen parados en el campo.

Tres años sin pensión

Unos 3.000 gallegos retornados de Venezuela llevan tres años sin cobrar sus pensiones de jubilación. Galicia es, junto con Canarias, una de las regiones más afectadas por el impago del Gobierno venezolano, que alcanza en España a unas 9.000 personas. La Asociación de Pensionados y Jubilados de Venezuela en Galicia (Apejuveg), con más de 700 socios, es pionera en la presentación de demandas judiciales para reclamar sus derechos a la Administración española. Esta semana se ha conocido que el Gobierno español concederá una paga asistencial a unos 1.500 gallegos retornados de Venezuela.

España y Venezuela tienen un convenio de prestaciones vigente desde los años noventa por el que las partes se comprometen a transferir la pensión en el país donde residan los beneficiarios. Sin embargo, Venezuela no ha notificado oficialmente el impago, lo que impide a los pensionistas recibir ayudas del Gobierno español. "Llevamos si cobrar la pensión desde finales de 2015, en total 47 mensualidades incluyendo las pagas extra. Somos la asociación de pensionados de Venezuela más grande de España y, una vez agotada la vía administrativa, hemos emprendido acciones judiciales, unas 200 demandas, que nos están dando la razón ante la Administración española", comenta Andrés Varenkow, presidente de La Asociación de Pensionados y Jubilados de Venezuela en Galicia. En su opinión, el problema viene de un cambio de criterio establecido en España en 2005 que afecta al convenio firmado con Venezuela: "Donde antes se aludía a la pensión efectiva, se cambió por 'pensión reconocida', sin importar si te la pagan o no. El resultado fue que no podíamos reclamar otro tipo de ayudas".

Ingeniero de profesión y venezolano de nacimiento, Andrés Varenkow tomó la decisión de venir a España con su mujer y sus tres hijos en 2002 ante la deriva que estaba llevando el régimen de Hugo Chávez. "No veía futuro allí para mis hijos y nos vinimos a Galicia porque los padres de mi mujer son gallegos", comenta Varenkow, que se muestra muy crítico con el régimen impuesto por Chávez y continuado por Maduro, que ha llevado al país a una crisis social y económica impensable hace apenas unas décadas, "cuando Venezuela era un país muy seguro y con una economía pujante, mientas que ahora ha entregado su soberanía a Cuba". A la espera de que una solución política aclare en los próximos días el futuro de Venezuela, los retornados gallegos siguen con interés los acontecimientos de un país que también consideran suyo.

Compartir el artículo

stats