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El clan gallego del oso cavernario

Antepasados de especies hoy propias de la fauna africana convivieron en Galicia hace entre 35.000 y 110.000 años

Bisonte (actual)

Hubo un tiempo en que el oso cavernario y el mamut (antecedente del elefante) convivieron en Galicia con los antepasados del león, el leopardo, el rinoceronte o el bisonte. Sucedió hace más de 40.000 años (probablemente sean más de 110.000) y es una de las conclusiones extraídas por las investigadoras gallegas Aurora Grandal, Ana García Vázquez y Gloria González-Fortes, quienes han publicado un artículo en la revista Nature Ecology Evolution en el que demuestran que el ADN del actual oso pardo contiene grandes similitudes con el del cavernario, extinto hace entre 20 y 25.000 años. El descubrimiento abre un abanico de posibilidades inmensas acerca de la evolución de algunas de las especies que, si bien se consideraban totalmente extinguidas desde hace miles de años, ahora puede resultar que "sobrevivan" en el genoma de sus parientes contemporaneos.

Se trata de un dato muy importante que añadir a los procedentes de los restos óseos encontrados especialmente en los yacimientos de Cova de Eirós y Valdavara. En este yacimiento, ya llamó poderosísimamente la atención el hallazgo en 2009 de lo que semejó ser una trampa natural visitada esporádicamente por neandertales hace unos 110.000 años en una cantera de caliza de Becerreá (Lugo), en el que se identificaron hasta 1.400 restos fósiles de fauna salvaje pertenecientes a 40 especies distintas. Entre ellos causó sensación en su día la mandíbula de un leopardo que, al parecer, junto al oso cavernario, era una especie muy extendida en aquella época. Los investigadores llegaron a la conclusión de que este fósil pertenece a la misma especie que el leopardo moderno de África y Asia y presenta un estado de conservación altísimo, algo muy raro en los fósiles de esa época hallados en el resto de España. Los leones, las hienas, los leopardos, los osos, los caballos y los rinocerontes eran los principales protagonistas en Valdavara 3 en un momento climático interglacial, con un paisaje variado, con fuentes de agua, y donde los neandertales acudirían para aprovechar los recursos faunísticos acumulados en el interior de la cueva por procesos naturales.

La gran diversidad de especies faunísticas convirtió al denominado Valdavara 3 en un yacimiento excepcional, especialmente en el contexto del registro paleontológico del norte de la Península Ibérica. En total, 30 especies de mamíferos, tres de aves, cinco reptiles, un anfibio y un pez avalan la biodiversidad de esa región hace 110.000 años.

Además, permitieron por primera vez conocer la fauna del último interglaciar en el noroeste peninsular, con un clima más cálido y húmedo que el actual.

La importancia de este tipo de yacimientos, muy escasos, radica principalmente en su riqueza faunística, desde los grandes carnívoros -diversos felinos e hienas- o herbívoros -rinocerontes- que habitaron la región hasta los pequeños roedores que son una importante fuente para la reconstrucción paleoambiental.

"En Galicia -refiere Aurora Grandal- se han encontrado restos óses de especies como el mamut, el bisonte, el rinoceronte lanudo, las hienas, los leones de las cavernas.... Esta fauna debió ser muy habitual en el territrio de la actual comunidad autónoma durante el período del Pleistoceno, como lo era en casi toda Europa. Sabemos que estos animales convivieron en Galicia hace 35.000 o 40.000 años pero pudiera haber sido desde mucho antes, aunque esto no se ha podido constatar por ahora con el Carbono 14, si bien tenemos fósiles que pudieran datar de mucho más tiempo atrás".

Más grandes

Aunque, en algunos casos, y gracias al descubrimiento de esqueletos bastante completos de osos cavernarios o mamuts, se ha podido "reconstruir" el aspecto que pudieran tener esos animales en la prehistoria, en la mayoría de las ocasiones su reconstrucción resulta muy complicada, aunque se van sabiendo cosas. "El león de las cavernas -cita Grandal- era bastante más grande que el león africano actual y, por lo que se ha representado de él en las pinturas, parece ser que no tenía melena. Procedente de ese tipo de pinturas se sabe que había felinos con puntitos (seguramente leopardos). Todo parece indican erar más grandes los antiguos que los modernos, pero esquemáticamente iguales. El oso pardo actual, por ejemplo, es mucho más pequeño que el oso cavernario, pero los osos pardos antiguos eran bastante grandes, casi tanto como los cavernarios".

El clima de la Galicia de la época pudo propiciar la existencia de estas especies hogaño casi exclusivamente africanos, con algunas excepcines en Asia. Grandal explica que "en realidad, el clima en aquella época era bastante cambiante, con fases glaciares e interglaciares. En estas últimas sería más templado que en la actualidad, con un nivel del mar mucho más alto, por lo que debió ser en esas fases cuando estas especies pudieron venir y desarrollarse".

Contra lo que pudiera deducirse, esta fauna llegada a Galicia no procedía de África, sino de Centroeuropa: "Estos animales -explica la paleontóloga coruñesa-, al toparse con la barrera cantábrica, se desplazaron de Este a Oeste hasta llegar a Galicia".

La fauna del "clan del oso cavernario" convivió, asimismo, durante un tiempo, con los seres humanos, tanto con neandertales como con homo sapiens que, frente a lo que pudiera parecer, no eran, en el principio de su convivencia, precisamente sus mayores enemigos: "Yo creo que se evitaban los unos a los otros -opina, por último, Aurora Grandal- O por lo menos en un primer período. Pero, ya más avanzados los años tras la llegada del humano a Europa, lo que es muy factible que se suscitase sería un problema de ocupación. Al ver sus cuevas ocupadas por hombres armados, es muy posible que los cavernarios decidiesen huir de las suyas y buscar otras, lo cual propició el inicio de su declive e influyó, en mayor o menor medida, en su extinción".

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