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Artesanos del paladar

Victorino es un establecimiento donde disfrutar de la experiencia de los sabores tradicionales asentados durante generaciones

Eva Rodríguez Molina, alma de los fogones de esta casa.

Cocina casera y de siempre. Así es la esencia gastronómica del restaurante Victorino de A Bandeira (Silleda), un lugar con historia en el corazón de Galicia, enclave de parada de comensales llegados de todos los puntos, tanto por su ubicación en una zona de paso de viajeros como por los aromas y sabores que salían y salen de sus fogones de leña.

Pollo casero, ternera gallega, cocido, carne asada, carne ó caldeiro, empanadas, callos, jamón asado? y otras suculencias forman parte de un catálogo apegado a la esencia, con platos elaborados con esmero que han dado renonbre a un local fundado hace 73 años.

Victorino es un establecimiento donde disfrutar de la experiencia de los sabores tradicionales asentados durante generaciones, que aguantan sin decaer tras largos años de recorrido, sin perder su personalidad y ofreciendo los buenos productos de la tierra a la clientela, que fue creciendo desde que abriera sus puertas por primera vez en Merza.

El negocio original proviene de esa parroquia de Vila de Cruces siempre verde, rodeada de rumores fluviales. Ahí fundó Victorino Taboada en 1942 el establecimiento junto a su esposa Concepción Costoyas, un ultramarinos que al poco trasladaría a Bandeira, la casa que sigue ocupando el restaurante, una vieja edificación en la que se mantiene la piedra y la madera. Victorino llegó con la familia al completo (su mujer y cinco hijos), volcada en un local que era tienda y daba comida y fonda. Más tarde tomó el relevo una hija, Felicitas Taboada, hoy jubilada y madre del actual propietario, Remigio Diéguez que, junto a su esposa Eva Rodríguez, han mantenido la calidad de una cocina que se ha consolidado con el paso de los años.

Eva es el alma de los fogones de esta casa, de la que sale una comida sin artificios, "casera" y nada pretenciosa, apegada a la tierra que atrae comensales de incontables lugares, estando como está en un cruce de caminos y de viajeros. Con los años ha crecido una clientela fiel devota del buen sabor de boca que ofrece este restaurante que asienta sus platos con productos de la zona que pueden presumir de ricos y saludables.

En un local que se distingue por las elaboraciones tradicionales y pausadas, los postres son igualmente artesanos, acompañados de los buenos néctares de la tierra.

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