A las puertas de la iglesia de San Salvador de Coruxo se reunen cinco de los ocho matrimonios que el próximo 20 de octubre serán homenajeados por la asociación de jubilados y pensionistas Avoa con motivo de sus bodas de oro.
La fotografía grupal es un adelanto de los actos en los que, acompañados de sus familias y amigos, celebrarán medio siglo de vida compartida. Primero en la propia iglesia, con una misa cantada por la coral Anduriña, a las 11. 00 horas. De allí se dirigirán al centro parroquial, donde el grupo Cordas novas del centro cultural de Coruxo les ofrecerá un concierto. El culmen de la jornada será la comida nupcial en el hotel Coia, a partir de las 14.00 horas.
Encantadas con el homenaje -todo un clásico dentro del calendario anual de Avoa-, las parejas desvelan algunas de las claves para permanecer juntos durante cincuenta años. "La comunicación y el respeto son fundamentales. También la paciencia. Ahora ya no hay tanto aguante y pasada nuestra generación, pocas bodas de oro van a celebrarse", opinan.
Han crecido juntos y juntos siguen aprendiendo a vivir, ahora ya jubilados. "Cuando estábamos solteros -recuerdan- no sabíamos lo que era vivir en pareja, porque de aquellas no se estilaba convivir antes de casarse. Así que tuvimos que aprender. Y ahora tenemos que aprender a vivir sin el trabajo a cuestas".
Medio siglo de recuerdos
El homenaje les ha hecho sacar del baúl de la memoria cincuenta años de recuerdos. Como el encuentro entre Conchi Coello y Rogelio Guimarey, quienes tras haberse visto en varias ocasiones sin ningún interés por ambas partes, coincidieron un día en la playa de A Fonte donde Conchi, en vez de encontrar al primo que andaba buscando, se topó con Rogelio.
La memoria también desvela el noviazgo de ocho años "serio y formal, como eran de aquella los noviazgos" de Loli Domínguez y Luis Rivas, quien aún estando enfadados iba a visitar a su novia. El plan: no se hablaban en toda la tarde y llegada la hora se despedían sin más hasta la próxima.
Los bailes eran lugares de encuentro para los jóvenes de entonces y en uno en Samil, conocido como O Balneario, se conocieron Beatriz Italiani y Juan José Alonso. Allí comenzaron una relación que se formalizó en la boda de una prima de Beatriz; de otra forma, Juan José no podría haber asistido. El noviazgo navegó hacia buen puerto, una vez superados los terronazos que en un principio le tiraban a Juanjo los mozos de la zona de Longra, por ser él un extraño del lugar.
Un noviazgo entre bailes, la boda oficiada en la iglesia de Coruxo y la luna de miel en Compostela fue el comienzo de la historia en común de Carmen Rivas y Enrique Sío, quien tras años organizando las bodas de oro de sus vecinos, celebra las suyas propias en este merecido homenaje.
Compartir la vida también implica, en ocasiones, compartir un proyecto laboral, como es el caso de Julio Comesaña y Laura Lago, propietarios de la empresa Coisatel hasta su jubilación, ocupada ahora con viajes y largas temporadas en la casa familiar de la Illa de Arousa.
Como miembros de Avoa, la mayoría de los homenajeados disfruta a menudo de las excursiones que organiza la asociación de jubilados de Coruxo, un merecido descanso para parejas que trabajaron duro toda su vida, como Nélida Catoira y Antonio Comesaña o Luisa Fernández y Manuel Carrera, ellos fuera de casa, ellas también dentro, comandando el hogar y criando a los hijos.
También Benedita Suárez y Luis Eduardo Vázquez aprovechan algún que otro viaje de los organizados por Avoa, aunque no tanto como les gustaría, ya que Anita, como la llaman en familia, es la encargada de cuidar de sus padres.
