Investigación

El preso que mató a una cocinera en una cárcel de Tarragona fue evaluado 14 veces y mostraba buena evolución

La consellera de Justicia de la Generalitat, Gemma Ubasart, señala que el reo evolucionaba favorablemente, salvo por un incidente consistente en un puñetazo a otro interno, por lo que era "difícilmente previsible el desenlace fatal"

Funcionarios de prisiones piden la destitución de la cúpula de Justicia tras la muerte de Núria.

Funcionarios de prisiones piden la destitución de la cúpula de Justicia tras la muerte de Núria. / EFE

EFE

La junta de tratamiento de la cárcel de Mas d'Enric (Tarragona) evaluó hasta 14 veces la evolución del interno que asesinó el 13 de marzo a una cocinera y luego se suicidó, a quien, ante su buena conducta y desarrollo, se le permitió la incorporación en distintos servicios auxiliares.

En su comparecencia este jueves ante la Diputación Permanente del Parlament, la consellera de Justicia de la Generalitat, Gemma Ubasart, ha subrayado que el preso evolucionaba favorablemente, salvo por un incidente consistente en un puñetazo a otro reo en octubre de 2023.

Además, Ubasart ha añadido que hasta la fecha "no consta ninguna queja formal ni informal de la cocinera respecto del interno", quien además no sufría patologías mentales, a la vez que ha indicado que el recluso trabajó con la víctima un total de 3 años y nueve meses, en dos periodos distintos.

La consellera ha indicado que, aunque "el riesgo cero no existe, con la información recopilada hasta el día de hoy y la evidencia empírica de los miles de casos similares que han pasado por el sistema era difícilmente previsible el desenlace fatal del 13 de marzo".

Ha explicado que la incorporación de presos en el Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE) se basa siempre en criterios de evaluación del riesgo y de la evolución positiva del recluso.

En el caso del preso que asesinó a la trabajadora, ha dicho, "la mayoría de indicios de observación, de rehabilitación y de evaluación del riesgo eran positivos", ya que todos los profesionales habían informado de la "buena conducta" del interno y, además, las valoraciones en cuanto a motivación y rendimiento "eran las más altas".

En este sentido, ha señalado que la participación de este preso en los servicios auxiliares y en la cocina del CIRE se desarrolló sin "ningún incidente remarcable" y que su trayectoria en el centro penitenciario avala este hecho, en base a varios factores como haber reconocido los hechos por los que fue condenado -once años por asesinar a una mujer prostituida-, la buena conducta mostrada en la cárcel o su motivación, dedicación y rendimiento en las actividades en las que participó.

En concreto, ha relatado la consellera, este preso participó en actividades de la prisión en dos periodos: en un primer momento, desde su ingreso en la cárcel en 2016 hasta febrero de 2018 trabajó en talleres productivos manipulados y en actividades artísticas y deportivas.

Control de sus impulsos

Según Ubasart, durante estas actividades, los profesionales no detectaron en el reo "ninguna dificultad en el control de los impulsos ni ninguna conducta violenta, sino que se valoró una conducta del todo favorable".

Por ello, en un segundo periodo comenzó a trabajar en la cocina, donde ejerció primero de auxiliar y después como operario superior, y en la que los cuchillos y otras herramientas están en un armario, una especie de bunker, en custodia bajo llave de los funcionarios, que se entregan a los presos para desempeñar su labor y, una vez finalizada, vuelven a depositarse en el mismo, ha explicado la consellera.

En la cocina central de Mas d'Enric, en concreto, trabajó en dos etapas distintas: desde febrero de 2018 hasta octubre de 2019 y, después a partir de 2022, acabando en el cargo de operario superior -jefe de cocina-, tarea que desempeñaba cuando asesinó a la cocinera.

En su trabajo en la cocina, y hasta el día del crimen, presentaba "una conducta totalmente adaptada" y unos "comportamientos correctos", indicaban las evaluaciones de los profesionales.

En la escena del asesinato, la cocina, el interno coincidió con la mujer a la que asesinó durante tres años y nueve meses: entre el 7 de mayo de 2020 y el 7 de noviembre de 2023, en un primer periodo, y después entre el 5 de enero de 2024 y el 13 de marzo de 2024, cuando la mató.

Además de ser valorado hasta en 14 ocasiones por la Junta de Tratamiento desde su ingreso en prisión -la última de ellas en noviembre de 2023-, en las que se acordó mantenerlo en segundo grado penitenciario, también fue evaluado otras 12 veces mediante el Riscanvi, una herramienta de predicción de la reincidencia que utilizan los servicios penitenciarios de Cataluña.

El Riscanvi, que tiene en cuenta hasta 43 factores de riesgo sobre la probabilidad de que un recluso se comporte de forma violenta contra otros internos o funcionarios, determinó durante toda la trayectoria penitenciaria que en el caso de este preso "era bajo", con la excepción de una valoración hecha en 2020, que concluyó un "riesgo medio".

El único incidente protagonizado por este preso fue el puñetazo que dio a otro interno en octubre de 2023 porque "le insultaba", tras el cual se le aplicó como medida cautelar el aislamiento en una celda durante el día de los hechos y su traslado a otro módulo, donde retomó su vida ordinaria.

Durante los cinco meses posteriores a ese incidente, y hasta el asesinato de la trabajadora, el preso "no presentó ninguna conducta violenta y hostil contra ningún interno ni ningún profesional", ha precisado la consellera.