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Sanción

Multan a dos chavales con 125 euros a cada uno por tirar cáscaras de pipas al suelo

El padre de uno de los sancionados no sale de su asombro: "Pagaré para evitar líos, pero con la que está cayendo esto me parece una comedia"

Tres adolescentes con un puñado de pipas en una calle de Avilés.

A dos chavales de Avilés, uno de ellos menor de edad y el otro con 18 años recién cumplidos, les ha salido cara la bolsa de pipas que compartieron el pasado 18 de abril sentados en un rincón de la ciudad donde habitualmente se juntan los adolescentes para matar el tiempo, comentar cosas de su interés o hacer planes. Ambos han sido sancionados –125 euros por cabeza– por una pareja de la Policía Local que al acercarse a los adolescentes observó que habían estado comiendo pipas y tirando las cáscaras al suelo. Ni corto ni perezoso, el agente instructor pidió que se identificasen y abrió acta de infracción de la ordenanza municipal de limpieza. Multa al canto.

El artículo infringido en concreto por los chavales fue el 8.2 en su apartado A: “Se depositarán en las papeleras instaladas los residuos de pequeño volumen como papeles, colillas, chicles y similares (...)”. Tal infracción lleva aparejada una sanción leve (la menor de un rango que también prevé faltas graves y muy graves), sancionable con 125 euros en su grado mínimo. En caso de pronto pago, las multas quedarán reducidas a 75 euros.

En el caso del adolescente menor de edad, la sanción llegó a su domicilio haciendo responsable del pago a los padres, que no salían de su asombro al leer la notificación. “El guaje nos había contado lo ocurrido, pero como no le dejaron boletín de la denuncia pensamos que no se iba a tramitar, que todo iba a quedar en un toque a modo de advertencia para meterles el miedo en el cuerpo. Pero no: 125 eurazos que han ‘calzao’ a la criatura y que pagaremos, más que nada para evitar líos, pero esto nos parece una comedia”, comentó el ofendido padre.

Según el relato del menor multado, que no niega que estuviese tirando los cascos de las pipas al suelo, no faltaron al respeto a los agentes, accedieron de buen grado a la identificación y estaban cumpliendo la normativa sanitaria (como evidencia el hecho de que no fueron sancionados por ese motivo). “Nos parece una pasada que, con la que está cayendo, los policías anden a la caza de guajes comiendo pipas y, sin embargo, cuando Galiana se pone a reventar de gente saltándose las normas anticovid, no tengan arrestos a meterse a poner orden”, critica el padre del menor.

Como pobre consuelo, Avilés no es de las ciudades que más penalizan a quienes ensucian las calles: la ordenanza de convivencia del Ayuntamiento de Getafe, por ejemplo, establece multas de entre 750 y 1.500 euros a quienes coman “productos que generen residuos de difícil limpieza como pipas, frutos secos con cáscara o chicles”.

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