La Policía Nacional investiga la muerte de un hombre de unos 45 años cuyo cadáver fue hallado ayer en la casa okupa donde vivía, en la calle Llorente de Vigo. Fue otro residente del inmueble el que alertó. El fallecido estaba en la cama de la habitación. El cuerpo presentaba un avanzado estado de descomposición y daños evidentes por la acción de los roedores. Fuentes consultadas señalaron que también tenía signos de estar calcinado. Otras indican que había papeles quemados a su alrededor, quizás por haberse realizado alguna hoguera o cocinado en esa misma estancia. Un portavoz de la comisaría viguesa informó ayer por la noche que, a la espera de los informes definitivos, por el momento no existía "ningún indicio" de muerte violenta y el fallecimiento podría ser "perfectamente" natural.

El hallazgo se produjo poco antes de las siete de la tarde. Se trata de una casa ubicada en el número 16, en la que desde hace años viven okupas. La Policía concretó que fue otro residente del piso superior el que avisó. Tras activarse el protocolo, acudieron varias patrullas que confirmaron el fallecimiento, por lo que después fueron agentes del grupo de la Científica y de la Judicial, así como la comisión judicial -está de guardia el Juzgado de Instrucción 4-. El establecimiento de la causa de la muerte y de los días que llevaba muerto -el intenso calor de esta semana en Vigo habría contribuido al deterioro del cuerpo- están a la espera de las pesquisas policiales y de la autopsia que los forenses harán al cadáver. La posición en la que estaba el fallecido en la cama no parecían indicar ninguna acción violenta.

Vecinos de esta zona situada cerca de Pi y Margall se mostraban ayer consternados por el suceso, del que se enteraron por la presencia policial y del furgón de la funeraria. Una mujer contaba que desde hace ya mucho tiempo en varios inmuebles de Llorente residen okupas. "No causan problemas, están integrados", dijo.