Una vecina de A Estrada fue hallada al mediodía de ayer muerta en su vivienda de la parroquia estradense de Matalobos. A la espera de los resultados que arroje la autopsia, la inhalación de gases procedentes de la cocina de leña existente en el domicilio es la causa más probable del fallecimiento. En su vivienda se detectó una gran acumulación de humo que pudo derivar en el fallecimiento de la mujer.

Dosinda P.L., de 87 años de edad, residía sola en esta casa de Santa Baia. Fue el personal del Servizo de Axuda no Fogar (SAF) del Concello de A Estrada, que venía prestándole su asistencia varias veces al día, el que encontró a la mujer, después de que esta no saliese a abrir la puerta ni respondiese a sus llamadas. En torno a las 13.00 horas se dio la voz de alarma. Tras recibir el aviso, la central del 112 movilizó hasta el lugar a efectivos de la Guardia Civil, Policía Local, el servicio de Emerxencias de A Estrada y bomberos. También se trasladó al punto una ambulancia del 061, cuyo personal solo pudo certificar el fallecimiento de la octogenaria.

Desde un primer momento se barajó que su fallecimiento se produjese posiblemente debido a la inhalación de monóxido de carbono a causa de una cocina de leña, a razón de la importante acumulación de humo que se registró en el interior del inmueble.

Tras conocer la noticia a través del personal del SAF, la edil de Benestar Social, Amalia Goldar, se trasladó hasta la vivienda acompañada por el teniente de alcalde, Juan Constenla, para interesarse personalmente por lo sucedido.

Alrededor de las 14.00 horas se personó en el domicilio la forense y la autoridad judicial. Pasadas las 15.00 se aguardaba la llegada de los servicios funerarios al domicilio para trasladar el cuerpo sin vida de esta octogenaria a las dependencias del Imelga para practicarle la autopsia, lo que concretará las causas del fallecimiento.

Soltera y sin hijos

La noticia no tardó en difundirse entre la vecindad. Dosinda P.L. era natural de Santa Baia, donde residió toda su vida. Estaba soltera y no tenía hijos. La familia más próxima que le quedaba en la zona era, según explicaron fuentes vecinales, el marido de una sobrina. La sorpresa y la incertidumbre sobre qué pudo pasarle a esta octogenaria estradense se adueñó de los lugareños. Algunos sabían que no gozaba de gran salud últimamente y que hacía tiempo que recibía asistencia de forma constante en su domicilio. Al cierre de esta edición explicaban que la campana de la iglesia parroquial se hizo escuchar durante buena parte de la tarde, aunque sin saber todavía dónde se instalaría la capilla ardiente y cuándo se celebrará el entierro.