Déborah estudiaba diseño gráfico. Era creativa. Divertida. Le encantaba la fotografía. Su desaparición fue un duro golpe para su familia y amigos. El hallazgo de su cadáver, diez días después a 40 kilómetros de Vigo, se tornó en el peor de los desenlaces. La investigación policial se centró demasiado tiempo en las pistas falsas que aparecieron en torno al cuerpo, una escena ficticia con la que se quería simular un móvil sexual. Descubierto esto, la Policía Nacional tuvo un sospechoso claro. Pero no se pasó de ahí. No hubo ninguna imputación judicial. A continuación se desgranan algunas claves de un caso que, 17 años después, aún conmociona a Vigo.

| La desaparición. Déborah desapareció el 30 de abril de 2002. Había ido a correr a Samil. Un conocido se cruzó con ella a las 20.45 horas. La joven ya volvía a su casa en Alcabre. Nadie la volvió a ver. Es lo que consta en el sumario. Pero un dato aportada ahora a la familia apuntaría a que la habrían visto más tarde en otra zona.

| El hallazgo del cuerpo. El 10 de mayo de ese mismo 2002 una vecina de O Rosal encontró el cuerpo de Déborah en una cuneta de esa localidad. En una zona de arbustos. Estaba acostada de lado, con piernas y brazos flexionados. Su pecho y su pubis los habían tapado con hojas de acacias. Fue abandonada allí a modo de posado.

| La autopsia. La causa de la muerte de Déborah es una de las grandes incógnitas. No tenía señales de violencia. Ni signos de agresión sexual. La autopsia dejó abierta una doble posibilidad: muerte súbita o sofocación por oclusión de los orificios respiratorios con un objeto blando. Su familia apunta a esta última hipótesis.

| La investigación policial. Tras estar condicionada por las pruebas falsas halladas en torno al cuerpo, el último atestado, el de la Operación Arcano, valoró varias hipótesis. Destacó una. El autor sería alguien próximo a la víctima que se construyó una rápida coartada. Pero desde 2010 no hubo avances.