Hace escasos días, el 28 de noviembre, se cumplieron tres años de un crimen que causó gran conmoción en Arcade y Ponte Caldelas. En la primera de las localidades víctima y presunto agresor regentaban sus negocios casi puerta con puerta, una tienda de embutidos y jamones ibéricos y una peluquería respectivamente. Y en la segunda se perpetró el asesinato. Aquella mañana de 2015 Marcos Vidal González mataba a puñaladas a Manuel Ángel Rivas Muiños, de 39 años, el marido de la mujer con la que había mantenido una relación sentimental. Ahora, tras una larga investigación judicial, las pesquisas ya llegaron a su fin. El caso, de hecho, solo está pendiente de que se le ponga fecha a un juicio que se resolverá bajo la lupa de un jurado popular. Todas las partes presentaron sus escritos. Y entre ellos está el de la Fiscalía. El Ministerio Público atribuye al acusado, en prisión provisional desde entonces y de 38 años de edad, un delito de asesinato con ensañamiento, en el que aprecia la circunstancia atenuante de confesión. Solicita 20 años de cárcel y a mayores una medida de seguridad de libertad vigilada durante 8 años.

Marcos Vidal, vecino de Arcade, donde estaba al frente de una peluquería, conoció a la esposa del que sería su víctima a raíz de esta circunstancia, ya que al lado de su negocio ese hombre tenía una tienda de embutidos. La Fiscalía relata que el encausado llegó a mantener una relación sentimental con esa mujer, quien en noviembre de 2014 cesó "durante aproximadamente un mes" la convivencia con su esposo.

Viaje a Ponte Caldelas

Pero el matrimonio después reanudó la relación. El crimen ocurriría en noviembre de 2015, el día 28. Era un sábado. Según el relato del fiscal, a las 07.30 horas de esa jornada Marcos se desplazó desde su domicilio en Arcade hasta Ponte Caldelas, donde residía el matrimonio. Poco antes de las ocho de la mañana ya estaba allí. "Como ya había hecho en anteriores ocasiones", apunta el Ministerio Público, el hombre quería comprobar si "efectivamente" la mujer y el marido "seguían viviendo juntos".

Aparcó el coche y se dirigió al edificio donde estaba el piso de la pareja. Aprovechando que salía un vecino, entró en el portal y subió a la tercera planta. Siempre según la acusación pública, el presunto agresor sabía que a esa hora la mujer ya no estaba, por su horario laboral, pero quería "comprobar" si el marido, Manuel Ángel, estaba en el domicilio. De ser así, no debería tardar mucho en salir, ya que tenía que abrir su tienda. Y sobre las nueve, el hombre efectivamente abandonó el piso.

El encausado supuestamente lo abordó allí mismo, preguntándole si seguía con la mujer, y lo habría obligado a entrar de nuevo en la vivienda, dirigiéndose con él al dormitorio. "Tras comprobar que Manuel Ángel había dormido allí, entabló con él un forcejeo, tirándolo al suelo", continúa el escrito de acusación provisional de la Fiscalía. En esa posición y agarrándolo por un hombro, agrega, Marcos "sacó" una navaja que portaba y comenzó a apuñalarlo en diversas partes del cuerpo, "aumentando de forma deliberada su sufrimiento".

La víctima recibió 15 puñaladas -además de otras cinco heridas evidenciadoras de que intentó defenderse-, de las cuales tres localizadas en el tórax y otra en la espalda "afectaron a estructuras vitales" y determinaron su muerte.

Con la víctima todavía herida, el supuesto asesino llamó por teléfono a la mujer, diciéndole que había apuñalado a su marido "porque había descubierto que seguía con él" y pidiéndole que escuchase "como agonizaba". Y a continuación, prosigue el fiscal, hizo una foto de Manuel Ángel todavía con vida para enviársela a ella. "Finalmente, propinó una última cuchillada en la espalda" del hombre, describe, levantándolo del suelo y dejándolo tendido en la cama.

Tras el crimen, Marcos condujo hasta su casa, se cambió de ropa y llamó a su hermano para que lo llevase de nuevo a Ponte Caldelas. Allí telefoneó al 112, confesó lo que acababa de hacer y se entregó a la Guardia Civil en el paseo fluvial, entregando también la navaja.

Junto a la pena de cárcel y de libertad vigilada, la Fiscalía demanda que se prohíba al acusado aproximarse o comunicarse con la viuda del fallecido durante 25 años. Y pide también que indemnice a esta mujer con 90.000 euros, así como con otros 80.000 euros a los padres de la víctima.