El "deber de corrección" sobre los menores no ampara el "uso de la violencia" y mucho menos en el concreto caso analizado. Es uno de los argumentos de una sentencia dictada por la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, en la que se confirma la condena a una madre por pegar a su hijo de 10 años, que llegó a salir de la vivienda para pedir auxilio a unos vecinos. La mujer había sido sentenciada por una jueza de lo Penal de la ciudad olívica por la autoría de un delito de maltrato: le impuso 56 días de trabajo en beneficio de la comunidad y, en caso de no prestar consentimiento a esta pena, la de 7 meses y 15 días de cárcel.

Ocurrió el 2 de noviembre de 2016, a medianoche, cuando, según recoge como probado la resolución, la mujer despertó a su hijo y "empezó a pegarle" hasta que el niño salió de casa "y llamó a la puerta de los vecinos". La madre lo empujó hasta dentro de la vivienda, pero el menor volvió a abandonarla para pedir ayuda, quedando con un vecino hasta que llegó su padre. El fallo concreta que el niño no sufrió "lesiones apreciables".

El abogado de la mujer recurrió por dos motivos. Uno, el de vulneración al derecho a la presunción de inocencia por valorarse como prueba la declaración del menor practicada en la fase de instrucción. Los magistrados lo rechazan señalando que, incluso prescindiendo del testimonio del niño, la condena "está justificada". Y ello por el testimonio de los vecinos y el de la propia acusada, que reconoció la existencia de un "incidente", aunque minimizándolo. La sala ve probada la agresión, conclusión a la que llega también por las reacciones del niño al salir de casa dos veces seguidas esa noche, "llorar alterado" e incluso "abrazarse a un vecino para pedirle ayuda".

El segundo alegato es que el proceder de la madre estaría amparado por el "deber de corrección". La sala no entra en el alcance de este deber, "que no parece que ampare el uso de la violencia", pero indica que en este caso ni siquiera se acreditó nada que justifique tal necesidad, ya que la mujer solo alegó el supuesto uso de su teléfono por parte del niño.