La Audiencia Provincial de A Coruña condena a once años y un mes de prisión a un hombre de 45 años que se hacía pasar por brujo para abusar "continuadamente" de la hija menor de unos amigos, de 12 años. Además, el hombre no podrá comunicarse con la víctima durante los próximos siete años ni acercarse a menos de 500 metros de su domicilio o del centro donde curse sus estudios. E.M.C.B., el autor de un delito continuado de abusos sexuales deberá participar en programas formativos de educación sexual y no podrá trabajar en actividades profesionales que impliquen el contacto directo con menores de edad. Además, deberá indemnizar a la menor con 25.000 euros por daños morales.

Los hechos por los que se le acusa se remontan a 2013 cuando los padres de la niña abrieron un negocio en A Coruña y un antiguo amigo, el condenado, les ayudó a llevarlo. En aquella fecha, con el matrimonio vivía su hija, nacida en 2001 -12 años por aquel entonces, 17 en la actualidad-. Ambos cónyuges vivían en el domicilio del padre del marido, hasta que a mediados de junio de 2013, debido al deterioro de las relaciones, se fueron a vivir con su hermana.

A partir de 2006, la madre de la niña comenzó a recibir 'e-mails' de un correo electrónico creado por E.M.C.B., que se hacía pasar por un vidente que había heredado los poderes de un chamán fallecido. En estos mensajes, el acusado, "consciente del alto grado de manipulabilidad y de la facilidad de sugestión" de la mujer -aficionada a la astrología, la videncia y temas esotéricos- le hizo creer que "la ayudaría a montar el negocio si le concedía todo lo que le solicitaba, le hacía regalos y le pagaba 500 euros".

Finalmente, trató de enfrentar a la mujer contra la familia de su marido, con el objetivo de convencerla para que llevase más tiempo a su hija menor a la tienda, donde el acusado pasaba horas todos los días. Sobre este punto, la Audiencia Provincial de A Coruña matiza en la sentencia que el motivo por el que la niña pasaba más tiempo en la tienda también se debió a los "problemas en el domicilio familiar, en concreto con el suegro de la madre".

El condenado enviaba correos electrónicos a la madre haciéndose pasar por un brujo de un poblado africano y a la menor como si fuese una diosa, para que le concediesen todo lo que les pedía. El padre de la víctima fue quien descubrió estos mensajes en los que manipulaba a ambas.

Al descubrir el contenido de los mails intercambiados con E.M.C.B., formuló denuncia acompañado de su mujer ante la Guardia Civil. El Tribunal asegura en el escrito que "no consta que esta lo acompañase para aparentar que había sido completamente manejada" por el acusado, "ni para aparentar una posible sospecha de los contactos sexuales de su hija".

La Fiscalía pedía 11 años y seis meses de prisión para la madre por ser cómplice de los abusos o, de manera alternativa, una pena de seis meses de cárcel por "tolerancia de la corrupción". Sin embargo, el Tribunal considera "prueba suficiente" para absolver a la madre el hecho de que "nunca pensó que con sus actos pudiese suceder lo que después se desencadenó".