Tradicionalmente, cuando se abordaba un barco con droga en alta mar la tripulación arrestada a bordo pasaba a disposición judicial bastantes jornadas después, cuando llegaban a tierra firme. Pero esto ha cambiado. Una reforma legal que entró en vigor en 2015 contempla que los detenidos en espacios marinos no pueden exceder el preceptivo plazo de 72 horas de arresto sin que el juez adopte una decisión. Un período en el que no suele ser posible completar el viaje, lo que obliga a salvar el contratiempo con medios telemáticos para que la comparecencia pueda celebrarse con los apresados aún en pleno océano.

Esto es lo que ha ocurrido con el caso del velero interceptado cerca de las Azores con 1.500 kilos de cocaína. Abordado el día 25, la travesía hasta tierra era larga: de hecho, tardaron más de una semana en llegar al puerto de Cádiz. El plazo de la detención empezó a contar a partir del abordaje, así que al titular del Juzgado de Instrucción 4 de Vigo, que lleva el caso, no le quedó más remedio que hacer la comparecencia con los tres arrestados, un estadounidense nacionalizado español y dos croatas, cuando ellos aún estaban en alta mar, a bordo de la patrullera de la Armada Atalaya.

¿Cómo se hizo? La comunicación fue por teléfono vía satélite, ya que la patrullera carece de equipo de videoconferencia. En el juzgado de Vigo estaban el magistrado Juan Carlos Carballal, los abogados de oficio, el fiscal y el intérprete de inglés. De forma previa, también vía telefónica, los detenidos, a los que se les envío por email la documentación judicial esencial de la causa, tuvieron una audiencia reservada con sus respectivos letrados.

Ya en la comparecencia formal, los tripulantes se acogieron a su derecho a no declarar. El juez acordó su ingreso en prisión provisional. Esto se decidía la semana pasada. Y este martes, al llegar a tierra, fueron ya directamente a la cárcel.