El pediatra Ángel García Prieto no se anda con rodeos en estos casos. Sostiene que "teóricamente" hay una posibilidad de rehabilitación a lo largo del tiempo, pero a su juicio, "la práctica dice que eso de poco vale". García Prieto sostiene que las castraciones químicas "no valen un pimiento" y cree que lo ideal es ingresar a este tipo de delincuentes en una cárcel psiquiátrica. "Es lo único que se me ocurre como alternativa para este tipo de casos", subraya.