A Miguel Ángel Viqueira le hace gracia que le llamen "héroe", siempre pensó que cualquier otra persona en su situación hubiese hecho lo mismo, aunque después comprobó que no, que solo él se bajó de su coche en la AP-9 tras pasar el peaje de Vilaboa, Pontevedra, para intentar frenar a un hombre que circulaba en sentido contrario a la marcha y triplicando la tasa de alcohol permitida.

Viqueira, que es coordinador del Servicio de Salvamento y Socorrismo de las playas de A Coruña, regresaba con su familia de Cíes la madrugada del domingo cuando se encontró con un vehículo que circulaba hacia él."Poco antes del peaje de Vilaboa, ya vi un coche de frente. Llevaba los cuatro intermitentes encendidos, di un volantazo para apartarme y, al ver que iba muy despacito, aparqué mi coche a la derecha, en el arcén, así que, no le dije nada a mi familia, salí corriendo y llamé al 112", explica.

Entonces, con el teléfono en la mano, les comentó que había un conductor que circulaba en sentido contrario en la autopista, que él iba corriendo detrás de él."Me venían coches de frente, entonces, tenía que correr por el arcén [a la derecha de la vía] y no podía cruzar, porque el hombre iba por el carril izquierdo. Me quedé alucinado porque allí no paró nadie. Cuando pude, crucé y le toqué en la ventanilla, le intenté abrir la puerta y ahí el señor ya paró el coche y se bajó", comenta Viqueira.

Su primera impresión fue que aquel hombre de 75 años vecino de Mos se había despistado. No fue eso lo que se encontró al hablar con él. "Le dije que estaba circulando en sentido contrario por la autopista, que tenía que dar la vuelta porque podía matar a una familia, que casi me mataba yo contra él", recuerda Viqueira quien solo consiguió convencer al infractor durante unos segundos. "Yo seguí corriendo para parar la circulación y que él pudiese dar la vuelta, entonces, detuvo el coche otra vez y le dije que no, que tenía que seguir hacia el peaje, aunque yo ya me había dado cuenta de que el hombre iba bebido. Al final, pudimos quitarle las llaves", relata Viqueira.

Efectivamente, los resultados de las pruebas de alcoholemia que le practicaron los agentes de la Guardia Civil triplicaban el máximo permitido. "Yo no me explicaba cómo podía haber llegado ese hombre hasta allí, porque no hay ninguna entrada a la autopista cerca", relata Viqueira. La incógnita se despejó enseguida, ya que, cuando finalmente le tocó a él el turno de pagar el peaje, la persona que le atendió le confesó que, cuando le había dicho al hombre que tenía que circular hasta Pontevedra para cambiar de sentido y poder ir hacia Mos, había dado la vuelta allí mismo. Sobre por qué lo hizo, este coordinador de socorristas lo tiene claro: "Esto te sale. Puedes pensar que lo mejor era seguir o llamar para avisar y continuar, pero si al día siguiente veo que se mató una familia y yo no hice nada... no podría vivir con esa carga", relata. La Guardia Civil elogió su acción con la que pudo evitar peligros mayores a los demás usuarios.