Tres son los manuscritos que Rafael Bugallo, O Mulo, presentó ante la Sección Segunda de la Audiencia de Pontevedra. No solo reconoce su participación en la operación de tráfico de droga, sino que cita a todos lo intervinientes: formalizó una declaración dirigida al tribunal, una carta amenazante a José Luis Orbáiz (uno de los presuntos socios y también acusado) por una antigua deuda y una tercera nota destinada a su abogado donde expone por qué decidió actuar de esta manera.

La declaración ante el tribunal narra como se gestó el viaje con los 3.500 kilos de cocaína procedentes de Colombia:

"Yo, Rafael Bugallo Piñeiro, imputado en el caso de tráfico de drogas de la lancha que se quemó en la playa de A Lanzada en agosto de 2008 y que se instruye en el Juzgado de Cambados número 3 hago esta declaración por escrito, de puño y letra y que confirmaré ante el tribunal que me juzgue para colaborar con la Justicia y ser justo con las personas inocentes que hay en este caso y esclarecer quiénes participaron y tendrían beneficios si todo saliera bien" .

A continuación, O Mulo expone lo que, en este caso, "ha ocurrido de principio a fin":

"Que yo (Bugallo) y José Luis Orbáiz nos conocemos desde hace mucho" y un día "vino a buscarme y me encontró en el muelle de Tragove (Cambados) donde me dice que él y un amigo colombiano de nombre Alberto estaban preparando un viaje de cocaína de Sudamérica a Galicia y me pregunta si yo sé de alguien que tenga un barco" para ello.

En la nota concreta que se comprometió a hacer la gestión. Así, cuenta que en una ocasión José Luis, de Cangas, le había propuesto "que si un día supiera" de alguien que necesitara un barco para un transporte, él conocía a una persona dispuesta a hacerlo. De ahí que fuera "en busca de José Luis de Cangas para exponerle el trabajo de Orbáiz". Hubo un acuerdo tras un encuentro en el puerto de Vigo.

La propuesta que recibió es que el barco "debía llevar 10.000 litros de gasolina" para repostar la lancha que fuera a buscar la mercancía. Y hubo una petición de 60.000 euros por adelantado para una reparación y comprar carburante. Dos días después, añade, "estuve con el del barco para darle los 60.000 que me dio Orbáiz y le digo que cuando tuviera todo listo me avisara para darle números de frecuencias y punto para encontrarse con la lancha y una persona de confianza de Orbáiz para ir en el barco. Me dice que vale".

Ahí surgen los primeros problemas, cuando avisa de que no puede hacer el trabajo. "Empezamos a discutir debido a ese cambio cuando ya había arreglado el barco y me dice que él quería hacer el viaje a espaldas de una persona y ésta se enteró y -ahora-no deja salir el barco". La situación, asegura, molestó a Orbáiz, quien exclamó: "¡Cómo ese hijo de puta puede decir eso ahora que los de Colombia están preparados para salir!" Y buscaron un plan B: optar por otra lancha de otros procesados, que adaptaron con seis motores de 300 caballos cada uno para ir a alta mar. Tras narrar otras vicisitudes, en el final de la nota O Mulo cuenta cómo se malogró la operación antidroga. Debido a un "avión gris que les sobrevoló" dos veces. A partir de ahí arrojaron los fardos por la borda y decidieron encallar la lancha y quemarla en A Lanzada.