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Auxilian a un varón asfixiado en un bar de Vigo

María Vieites: "Hicimos lo que debíamos, estamos muy orgullosas de haber salvado una vida"

Dos jóvenes médicas viguesas evitan la muerte de un hombre que se desplomó en un local del Casco Vello olívico - "Estaba sin pulso pero al final todo salió bien", relata una de ellas

Alba Táboas y María Vieites. // FdV

Quién le iba a decir a María Vieites y a Alba Táboas que una cena de amigas por el Casco Vello de Vigo iba a terminar con ellas como heroínas. En la noche del sábado para el domingo, mientras tomaban algo en un conocido bar del barrio olívico y se ponían al día de sus vivencias de los últimos meses, un hombre caía desplomado a escasos metros de donde se encontraban. "Lo primero que piensas es que se ha pasado con el alcohol", explica Vieites, quien añade que "a los pocos segundos ya intuimos que algo grave estaba pasando". Ambas son doctoras licenciadas, y María está estudiando para conseguir superar el examen de Médico interno residente (MIR). Ambas no dudaron en atender al varón.

En cuestión de segundos, J.P.S, de 52 años, comenzó a ponerse "de color azul", tal y como relata la joven doctora, por lo que ambas facultativas se acercaron hasta él para realizarle primeros auxilios. Junto a ellas se encontraba otro joven que trabaja como técnico sanitario de ambulancia y que también prestó ayuda. "Lo primero que hicimos fue comprobar sus constantes y comenzar a realizarle la reanimación cardiopulmonar", comenta Vieites.

Las jóvenes, a la espera de que llegase la ambulancia, se turnaron para mantener con vida al herido. "No tenía pulso, pero al final todo salió bien", celebra la joven. Fueron unos minutos que parecieron horas, pero cuando llegó el vehículo medicalizado, ambas dejaron su lugar a los profesionales que consiguieron que recuperase el pulso y la respiración. Después fue trasladado al Hospital Álvaro Cunqueiro.

La importancia de las dos chicas fue capital para salvar la vida del herido. "Desde la ambulancia nos dicen que si nosotras no hubiésemos intervenido a los pocos segundos de que se desplomase, posiblemente habría fallecido", explica Vieites.

Pasadas las horas, la joven no quiere considerarse una heroína, aunque sí muestra su satisfacción por la reacción que tuvieron tanto ella como su amiga. "Simplemente hicimos lo que debíamos, pero nos sentimos muy orgullosas de haber salvado una vida", señala la médica.

Pese a parecer algo común para los facultativos, no es habitual realizarle la reanimación cardiopulmonar a alguien, y menos en un bar. "Es la primera vez que tengo que hacérselo a una persona", aclara Vieites, quien añade que "hasta el momento solo había practicado con muñecos, pero por suerte todo salió bien".

Ahora, algo más de 48 después de convertirse en dos heroínas, ambas jóvenes siguen con su día a día habitual. "Yo estoy estudiando como cada día", comentaba ayer la médica. La familia del hombre herido todavía no se ha puesto en contacto con ellas, pero no buscan reconocimiento. "Tan solo hicimos lo que estaba en nuestra mano", reconoce la doctora, que espera no tener que repetir una escena como la del sábado. "Ojalá no tengamos más sustos, aunque al menos ya sabemos que estamos preparadas para solventar cualquier contratiempo", destaca la joven.

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