Agentes de la Guardia Civil detuvieron en la tarde de ayer a un varón acusado de secuestrar, abusar y echar líquidos abrasivos y pegamento en la vagina de su expareja.

Los hechos fueron denunciados por la víctima, de 36 años y vecina de la localidad berciana de Fabero sobre las 04.00 horas de la madrugada del lunes, después de que al soltarla sus secuestradores consiguiera llegar a una farmacia de la zona, donde la ayudaron y acompañaron hasta el ambulatorio de Bembibre. El detenido fue trasladado a este municipio, donde se le tomará declaración antes de que pase a disposición de la autoridad judicial.

Aunque por el momento solo se produjo una detención, la mujer asegura que fueron dos las personas que la secuestraron. La abogada de la víctima, Emilia Esteban, explicó que su defendida fue abordada por dos personas cuando iba a salir de su casa en Fabero sobre las once de la noche del lunes para pasear a su perro y fue obligada a entrar en un coche. Reconoció a su expareja como uno los asaltantes aunque no pudo identificar a la otra persona.

Esteban añadió que la víctima fue desnudada, maniatada y le vendaron los ojos con una media para después someterla a abusos y vejaciones. "Le echaron en la vagina pegamento y una serie de líquidos que ella no alcanza a saber lo que es. También recibió golpes en todas las partes del cuerpo", relató la abogada de la víctima, quien había solicitado ayer mismo el reingreso en prisión de su expareja.

La mujer ya había presentado anteriormente una denuncia contra él por malos tratos y como medida cautelar, un juzgado de Ponferrada dictó una orden de protección con alejamiento.

La mujer denunció que esa orden se había quebrantado y el juzgado decretó el ingreso en prisión provisional del acusado, aunque su defensa solicitó la libertad por falta de pruebas. El juzgado atendió dicha solicitud y decretó la libertad el viernes pasado, aunque impuso al hombre la medida de llevar una pulsera telemática que controla la aproximación a su expareja.

La víctima denunció el pasado sábado que el hombre le había enviado un mensaje y solicitó de nuevo su ingreso en la cárcel, sin embargo el juzgado no decretó prisión para el acusado al entender que era suficiente la medida de control de la pulsera telemática.