Dos escaladores vigueses de 52 y 53 años vivieron sus peores horas en la montaña la noche del viernes al sábado cuando se quedaron atrapados en la Aguja Covadonga, perteneciente a una famosa zona de los Picos de Europa conocida como Agujas de Tajahierro. Las duras condiciones climáticas dificultaron el rescate por parte de la patrulla EREIM (Equipo de Rescate e Intervención en Montaña) de Potes, en Cantabria.

El pasado viernes, la Guardia Civil cántabra recibió el aviso de dos montañeros que se habían quedado retenidos en una zona montañosa de los Picos de Europa. Según informó la propia Guardia Civil, "ambos escaladores no podían descender del lugar en el que se encontraban y precisaban de asistencia para salir de allí".

Rápidamente partió hacia la zona una patrulla compuesta por tres agentes del EREIM para facilitar el descenso de los dos montañeros vigueses. Sin embargo, la climatología no les ayudó en absoluto, tal y como relata a FARO el sargento que dirigió la expedición, Miguel Martínez. "Había mucha niebla y la intensa lluvia hizo que el lugar, que ya es peligroso de por sí, estuviera muy resbaladizo". A todo ello hay que añadir que los dos escaladores desconocían la zona exacta en la que se encontraban, ya que el emplazamiento, las Agujas de Tajahierro, se compone de hasta cuatro puntos de ascensión en pocos metros, aunque todos ellos de difícil acceso.

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"Comprobamos que era imposible realizar un rescate por vía aérea, por lo que teníamos que escalar hasta el punto en el que ellos se encontraban", apunta Miguel. "Tuvimos la mala fortuna de ascender a dos agujas en las que ellos no estaban, y cerca de las 05.00 de la madrugada abortamos momentáneamente el rescate por la lluvia y el viento", añadió.

Otro problema que tuvieron los agentes durante las distintas ascensiones que llevaron a cabo durante la madrugada del sábado fue el de la escasa visibilidad. "No veíamos nada, y teníamos que tener especial precaución con cada paso que dábamos ya que un resbalón podía ser fatal para nosotros", relata el jefe del grupo de rescate.

Tras una acampada en la zona, la patrulla EREIM logró contactar visualmente con los dos montañeros en torno a las 08.00 de la mañana del sábado, y emprendieron la marcha hacia ellos. "Una vez que los vimos, y aunque las condiciones meteorológicas seguían siendo malas, afrontamos con optimismo y prudencia la ascensión porque sabíamos que no estaban heridos y que ya habíamos superado la parte más complicada del operativo de rescate, que habíamos iniciado cerca de nueve horas antes", indica el sargento que encabezó el rescate.

Lo primero que hicieron los tres miembros de la patrulla al contactar con los escaladores perdidos fue comprobar que su estado de salud y de ánimo era bueno y que no sufrían lesiones importantes. "Más allá de los habituales cortes y golpes en las piernas y brazos que tiene todo montañero, los dos escaladores estaban bien", comenta Miguel.

Tras realizar un exhaustivo control de la zona en la que se encontraban, la brigada optó por comenzar un descenso seguro debido a que las malas condiciones meteorológicas seguían presentes y el terreno, compuesto por roca descompuesta, no ayudaba a realizar maniobras que supusiesen un mínimo riesgo, tanto para ellos como para los escaladores vigueses.

Montañeros inexpertos

"El descenso nos costó más de lo que pensábamos ya que comprobamos que los dos montañeros carecían de la experiencia y habilidad necesaria para emprender una bajada como la que requería la situación", relata el sargento de la patrulla EREIM.

Los tres agentes conocían la zona y sabían cuales eran los mejores lugares por los que emprender el arriesgado descenso, "pero tuvimos que cambiar de dirección varias veces porque los dos montañeros no eran capaces de continuar por ese camino", confirma Miguel Martínez.

Tras más de cuatro horas de laborioso descenso por las laderas de la Aguja Covadonga, los tres miembros de la brigada, junto con los dos escaladores vigueses, llegaron sanos y salvos a los pies de la zona montañosa. Los propios agentes de la patrulla EREIM ofrecieron a los dos montañeros la posibilidad de acudir a un centro hospitalario, ayuda que fue rechazada de inmediato por ambos ya que se encontraban en perfecto estado de salud.