Ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza. Es la medida adoptada por la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo para Carlos Inácio Pinto, el millonario ingeniero portugués de 56 años que supuestamente intentó matar a su esposa, una joven de 26 con la que llevaba seis meses casado, en la habitación de un céntrico hotel vigués. Ingresado en el Hospital Álvaro Cunqueiro desde este mismo lunes debido a que sufrió un infarto tras el violento episodio, la comisión judicial se trasladó ayer tarde al centro sanitario para tomarle declaración allí -solo un día antes de que expirase la prórroga de detención acordada- ya que la mejoría de su estado de salud permitió hacer la comparecencia. La magistrada lo investiga por la presunta comisión de un delito de intento de asesinato al apreciar "elevadísimos indicios" de que este hombre tenía todo planificado antes de llegar al establecimiento hotelero. Entre las pruebas con las que cuenta el juzgado, además de la declaración de la víctima, están la maza de cantero con la que presuntamente la golpeó en la cabeza causándole lesiones graves y unas "ligaduras" -una especie de cinta de embalar- que se sospecha que llevó expresamente al hotel.

Hasta pasadas las ocho de la mañana del lunes en que ocurrió esta agresión, el de Carlos y su mujer, casados recientemente cuando ya llevaban 7 años de relación, era un matrimonio "ideal". Al menos así lo definió ella ante la juez. En su página de Facebook también hay fotos de ambos en actitud cariñosa. Con residencia en una casa próxima a Oporto -en Vila Nova de Gaia, en la zona de Sau Félix da Mariña pegada a la playa-, disfrutaban de un lujoso nivel de vida y viajaban con frecuencia. Por su alto poder adquisitivo, él, según fuentes próximas a la joven, solo trabajaba en proyectos puntuales. Ella, según las mismas fuentes, no trabajaba, si bien en su perfil de Facebook tiene fotos posando como modelo para catálogos de una potente empresa de moda lusa.

En Vila Nova de Gaia donde residían sus vecinos, según relataron al diario luso Jornal de Noticias, no los conocían mucho, aunque sí se fijaban en que tenían un alto poder adquisitivo. A veces los veían pasear juntos por la playa, otras veces solo a ella haciendo deporte. Hay residentes que aseguran haber presenciado "discusiones violentas" entre ambos. La víctima, sin embargo, declaró en el juzgado que la relación con su marido era idílica y que nunca vio el mínimo indicio de maltrato. Este lunes estaban en Vigo porque él le había dicho que tenía una reunión de negocios. La joven contó que, por sorpresa, su marido entró en el baño y la golpeó sin mediar palabra con la maza en la cabeza mientras ella se echaba crema corporal. Logró zafarse, aunque, según añadió, Carlos volvió a golpear su cabeza, esta vez contra el suelo, cuando ambos cayeron en el pasillo del dormitorio. Finalmente huyó y sus gritos alertaron a una empleada de la limpieza, que se la topó en el pasillo del hotel desnuda y ensangrentada, por la que la trabajadora avisó a la gerencia y se dio la alerta a la Policía Nacional.

Él fue hallado tirado en la habitación, boca abajo, con aparentes lesiones en la espalda y la cara ensangrentada. Se cree que podría ser de ella, pero se cogieron muestras para analizar. En aquel momento se barajó también una reyerta mutua o incluso que el autor de los hechos podría ser un tercero. El hombre, con una afección cardíaca previa, sufrió un infarto y fue derivado al hospital.

El detenido estuvo en la UCI, pero ayer ya estaba en planta y en condiciones para declarar, por lo que la juez se trasladó por la tarde acompañada de la letrada judicial de su tribunal, el forense, la fiscal y los abogados de ambos -ella fue asistida por una letrada de oficio a la que tiene derecho como víctima con independencia de sus posibilidades económicas y él tiene un abogado particular-. No trascendió si el hombre declaró o su testimonio, pero la magistrada dictó prisión preventiva. Debido a que aún precisa cuidados médicos no ingresó directamente en prisión, sino que se decretó el traslado, entre ayer y hoy, al módulo penitenciario del Hospital Provincial de Pontevedra.