El Concello de Moraña cerró ayer el último de los tres días de luto oficial decretado en pleno extraordinario el pasado viernes en recuerdo de las dos menores asesinadas. Una vuelta a la normalidad administrativa que, en palabras de los propios vecinos está lejos del sentimiento general que se vive en el municipio, entre la "ira y la conmoción".

"Fue tan terrible que costará olvidar una cosa así", señalaba un parroquiano en uno de los corros que aun ayer se formaban en la plaza anexa a la casa consistorial. Precisamente ahí, en la misma calle en la que el viernes se concentraron casi un millar de vecinos para condenar el asesinato, se improvisó un pequeño altar con velas y flores para recordar a las pequeñas Candela y Amaia. "El luto oficial acabará hoy pero para superar algo así llevará más tiempo", señalaba otro vecino.

El gesto simbólico no fue el único que se vivió en Moraña. El pasado domingo los vecinos de Barosela realizaban ante la iglesia una alfombra floral en recuerdo de las dos niñas con sus nombres y con una forma de flor. De este modo, se truncaban las celebraciones de San Salvador, manteniendo tan solo los ritos religiosos en solidaridad con la familia.

Por otra parte, continúa el precinto en la vivienda de O Casal donde David Oubel acabó presuntamente con la vida de sus dos hijas. El domicilio estuvo además bajo vigilancia policial hasta ayer.