Una semana después del terremoto que asoló Nepal, la vida en la capital Katmandú continúa siendo compleja para los supervivientes, que cada día tienen que sortear nuevos obstáculos. Uno de los problemas es el de las comunicaciones. Algunas compañías locales no se han repuesto y resulta casi imposible comunicarse por teléfono. La entrevista con la cooperante vilagarciana Sol Romagnoli Gil, de 28 años, tuvo que hacerse mediante preguntas por wassap, única fórmula de contacto desde el primer momento del suceso para relatar a su familia cómo se encuentra.

- ¿Qué le llevó a ir a Nepal con la ONG Tierra, Agua y Sol?

- Siempre estuve interesada en el tema de la cooperación, pero no fue hasta que finalicé mis estudios que decidí centrarme en ello. La situación económica y laboral en España fue el empujón definitivo. Me fui un año a trabajar a Irlanda y desde ahí seguí con la búsqueda de ONGs y proyectos, y me puse en contacto con los que más me interesaron. Entre ellos el de la Asociación Tierra, Agua y Sol. El puesto y las condiciones que ofrecían, el hecho de ser un proyecto modesto que te permite estar al corriente y formar parte de todo, y mi interés por Nepal fueron los principales factores que me llevaron a venir aquí.

- ¿Qué valoración hace de este proyecto?

- Es una asociación pequeña y eso tiene cosas buenas, como el trato de familiaridad y ver que tu trabajo es valorado. Pero por otro lado tiene limitaciones y a veces genera bastante frustración. Nos gustaría poder hacer cada vez las cosas mejor y poder ampliarlo. Por ejemplo, antes del terremoto estábamos planeando empezar con clases de alfabetización para mujeres del barrio.

- El terremoto lo ha cambiado todo, ¿cómo lo vive?

- Aunque lo intentemos nada es igual desde el terremoto. Cada día se nos presentan más obstáculos y nos las tenemos que ingeniar para superarlos. Las niñas empezaron el nuevo curso escolar justo la semana antes, y desde el sábado los colegios están cerrados, no sabemos hasta cuando. Con tantas cosas por hacer es difícil tener a las niñas controladas todo el tiempo. Hemos establecido una rutina de tareas en la casa y estudio por las mañanas, y luego tienen la tarde libre para jugar. Si hay algo positivo de todo esto es que estamos pasando más tiempo con otros vecinos y ayudándonos. Las dos coordinadoras intentamos sacar tiempo y hacemos turnos para descansar y ocuparnos de los asuntos personales.

- ¿Siguen los problemas de comunicación y falta de luz?

- Sin luz estuvimos 3 días. Luego volvió a la normalidad nepalí, es decir, con cortes de luz diarios ya programados. Los problemas de comunicación dependen de las compañías, algunas funcionan y otras, como la mía, se quedan sin cobertura frecuentemente.

- ¿Los retos ahora?

- Conseguir comida, agua, productos de higiene y limpieza, y gas. Todo en la mayor cantidad posible para almacenar y estar preparadas para el siguiente mes. Algo complicado. Por otro lado, cuidar al máximo nuestra salud.

- Han podido contactar con las familias de las niñas acogidas, ¿cómo están?

- La mayoría de las familias han llamado por teléfono y otras han venido personalmente. Teniendo en cuenta que viven en aldeas y ya estaban en situaciones complicadas, ahora hay quien se ha quedado sin nada.

- ¿Qué se puede hacer desde España para colaborar?

- Se puede colaborar con muchas organizaciones o entidades que están mandando ayuda humanitaria y material. En el caso de nuestro proyecto lo más efectivo es hacerlo económicamente, y seguimos contando con el programa de voluntariado.