Fue el primero en confesar ante la Guardia Civil y el único que ahora está entre rejas por el crimen de Martin Albert Verfondern, el holandés afincado en Petín que desapareció en enero de 2010 sin dejar pistas hasta que su todoterreno parcialmente calcinado, y sus huesos, fueron localizados en un monte de A Veiga, a unos 20 kilómetros del lugar donde vivía. La juez decretó ayer el ingreso en prisión comunicada y sin fianza de Juan Carlos Rodríguez González, un hombre de 47 años con una discapacidad psíquica de grado medio, al que se considera el autor de los disparos que acabaron con la vida del hombre. Su hermano Julio, de 50 años, fue puesto en libertad con cargos a solicitud del fiscal. Permanece imputado en la causa como encubridor.

Presuntamente, ayudó a su hermano a intentar deshacerse del cadáver cuando este le comunicó que había acabado con la vida del hombre, un ferviente defensor del ecologismo, con el que la familia vivía enfrentada por los pleitos y los derechos de propiedad del monte comunal de Santoalla, una remota aldea de la montaña de Valdeorras donde únicamente permanecen los padres del presunto homicida (Juan Carlos vivía con ellos) y la viuda de Verfondern, Margo Pool. Desde hace semanas, los restos mortales de Martin Verfondern reposan en el cementerio de esa localidad.

Para proteger a la mujer, la magistrada sustituta del juzgado de Instrucción Número Dos de O Barco de Valdeorras ha impuesto una orden de alejamiento y comunicación al hermano liberado con respecto a la mujer. El supuesto encubridor tampoco podrá regresar a la aldea, donde acudía a diario desde su domicilio en Petín, que es la capital del municipio, para cuidar el ganado. Julio, con una pareja sentimental y un hijo menor de edad, tiene unas 150 cabezas de vacuno. Ayer abandonó el juzgado, libre, en un taxi en compañía de su letrado.

Los dos detenidos -dos sospechosos de un total de cuatro hermanos- fueron conducidos antes del mediodía al juzgado de O Barco, cerca del límite de 72 horas que establece la ley como periodo máximo para que los sospechosos de un delito estén detenidos.