Es la historia de una fuga anunciada. Los peores presagios de la familia del taxista salmantino Ángel Sánchez Anaya, asesinado en 2010 a tiros por el joven ourensano José Manuel García Barata, integrante del clan merchero de Los Barata, se cumplió ayer. Condenado a 29 años de prisión hace unos días, ayer no compareció a la vista solicitada por la Fiscalía y la acusación particular para su inmediato ingreso en prisión aunque la condena no sea firme -su abogada ya anunció recurso- , ante el alto riesgo de fuga y la posibilidad de ocultarse entre clanes mercheros en España y Portugal, como hizo cuando fue condenado a 6 años de internamiento en un centro de menores por el violento asalto a un chalé de O Cumial (Ourense). Salió impune porque cuando le detuvieron tras el asesinato del taxista la pena había prescrito.

La familia y el Ministerio Público consideraban insuficientes las medidas adoptadas por la Audiencia ante el elevado número de años de condena: retirada del pasaporte, prohibición de salir de España y presentación periódica en el juzgado que mejor le viniera.

Ni su abogada defensora ni el reo comparecieron ayer en la Audiencia de Salamanca, que dictó una orden de búsqueda, captura e ingreso e prisión para José Manuel García Barata a petición de la familia de la víctima. Oficialmente su pista se pierde el 24 de julio en las localidades coruñesas de Ames y Brión. Ya no se le pudo notificar la sentencia que le condenaba a 29 años, aunque aquella misma noche fue indentificado en Madrid. El 1 de agosto firmó en la Audiencia Nacional por otra causa abierta y pendiente de juicio por distribución de dinero falsificado. Desde entonces nada se sabe de él.