Dos encapuchados, armados con una pistola, atracaron ayer al mediodía un estanco en la céntrica Avenida de García Barbón en Vigo y golpearon con un casco de moto al propietario -que sufrió un hematoma en el ojo derecho y una brecha en la frente que sangraba copiosamente- para llevarse un botín de unos 500 euros.

Los dos ladrones se repartieron el dinero en plena calle mientras una vecina pedía auxilio y numerosos transeúntes seguían el recorrido de los asaltantes, que se separaron para huir. Uno escapó a pie por las escaleras de Callao y se ocultó en las fincas que rodean el abandonado edifico de la Metalúrgica, y el otro en una scooter 125 SYM robada que fue localizada poco después en la zona del Areal. Ambos lograron eludir el cerco policial, pese a que numerosos agentes con chaleco antibala "peinaron" la zona de la Metalúrgica, donde recuperaron el jersey blanco con rallas azules de uno de los ladrones.

La colaboración ciudadana permitió reconstruir con rapidez lo ocurrido, ya que por la zona transitaban numerosas mujeres con la compra del supermercado y en la terraza de la cafetería situada frente al estanco había numerosos clientes. "Pasaba por la puerta y me asomé para saludar al dueño, como siempre. Vi dos encapuchados que forcejeaban con él y que sangraba mucho, así que salí y pedí a gritos auxilio, que había un atraco y que avisaran a la Policía", explica una testigo.

En la acera de enfrente una joven que paseaba a un perro la oyó y comenzó a chillar ¡al ladrón, al ladrón! Mientras desde el interior de la cafetería se llamaba a la Policía, un grupo de transeúntes vio a los dos ladrones repartirse el botín. El que huyó a pie "con el rostro tapado con un pañuelo y un jersey blanco, de pelo largo" pasó por delante de los clientes de la cafetería y se cayó al suelo dos veces mientras subía las escaleras de Callao camino a la Metalúrgica, según varios testigos. El otro, con ropa oscura, llevaba pasamontañas, y huyó en la moto en que ambos habían llegado con el casco en la mano. La moto fue recuperada poco después y se descubrió que había sido robada. Una mujer que se lo cruzó al salir del estanco aseguró: "Iba a echarle la mano, pero le vi como se guardaba una pistola en la cintura y me dio miedo". Los testigos anotaron la matrícula de la moto y se la facilitaron a la Policía, que llegó en apenas unos minutos. "Los motoristas de la Policía Local fueron los primeros en llegar, pero, pero enseguida llegaron varios coches de la comisaría", explicaban los testigos.

El estanquero no quiso inicialmente asistencia médica y abandonó el establecimiento sobre las 2 de la tarde, una vez que la Policía Científica abandonó el lugar tras buscar huellas. El joven más violento, que huyó en la moto, llevaba guantes, no así su compañero, según los testigos.