Utilizaba siempre el mismo modus operandi. Y una de las señas de su indumentaria era una característica gorra azul de béisbol. Se trata de Jorge D.G., un vecino de Vigo de 41 años de edad que ayer aceptó una condena de 14 años de prisión por cometer cuatro atracos a punta de pistola en un período de apenas veinte días. El ladrón asaltó una panadería, una gasolinera, un establecimiento 24 horas y una frutería y, tras el último de estos robos, fue capturado cuando se encontraba atrapado con su Fiat Punto en un atasco.

La vista se celebró en el Juzgado de lo Penal número 3 de Vigo. El acusado, en prisión provisional por esta causa, asumió la autoría de cuatro delitos de robo con intimidación y uso de instrumento peligroso, uno de ellos en grado de tentativa, con la aplicación de una circunstancia agravante de reincidencia (por una condena anterior de 2005) y una atenuante de drogadicción. En total, fue condenado a 14 años de cárcel, pero para el cumplimiento efectivo se aplicará el triple de la pena mayor, por lo que la cifra se reduce a estos efectos a 12 años.

Los hechos se remontan al pasado 2012. El atracador cometió los cuatro robos armado con una pistola detonadora marca Ekol Special 99, del calibre 9 milímetros. El primero ocurrió la tarde del 30 de septiembre en una panadería de Tomás A.Alonso. Se acercó a la empleada, le pidió cambio y cuando ésta iba a dárselo, el acusado sacó la pistola, apuntó con ella a la mujer y le gritó "dame toda la plata que tengas", logrando un botín de 609,10 euros.

Casi dos semanas después, el 13 de octubre, Jorge D.G. se dirigió en su Fiat Punto a una gasolinera de la avenida de Galicia. Usó la misma estrategia y le pidió cambio al joven empleado que estaba en la estación de servicio. Y de nuevo sacó su pistola e intimidó al chico para hacerse, en este caso, con 360 euros. Días después, el 16 de octubre, su objetivo fue un establecimiento 24 horas de la calle Pizarro. Allí compró una chocolatina y la pagó, pero otra vez mostró el arma de fuego logrando 255 euros. Y en la jornada siguiente, día 17 de octubre, se dirigió a una frutería de Martínez Garrido. Pero allí no se hizo con botín alguno, ya que la empleada salió corriendo del negocio pidiendo ayuda a gritos y él decidió emprender la huida en su Fiat Punto.

La fuga no duró demasiado. El ladrón se vio atrapado en un atasco al final del túnel de Gregorio Espino. Intentó escapar sin éxito. En una bandolera llevaba la pistola y la gorra azul que usaba en sus atracos y en el interior del vehículo también le incautaron una chaqueta y un pantalón. Además de la pena de prisión, deberá abonar una indemnización de casi 1.000 euros por el dinero robado.