El clan acusado de vender heroína adulterada en la Herrería de Vigo aceptó ayer un total de 13 años y medio de cárcel por tráfico de drogas. Seis de los siete acusados por tráfico de drogas, especialmente de heroína, en dos viviendas del Casco Vello de Vigo han logrado rebajar sus penas al llegar a un acuerdo con la Fiscalía, si bien uno de ellos, concretamente una mujer, se ha mostrado disconforme y reclama la absolución.

Las penas pedidas para estas siete personas, detenidas tras un seguimiento policial realizado entre finales de diciembre de 2011 y principios de enero de 2012, sumaban los 42 años de cárcel, pues el ministerio fiscal solicitada seis años de prisión para cada una. Tras alcanzarse el acuerdo, ahora han quedado reducidas a 3 años para Luis J.S. y también para su mujer, Argentina M.G., y a un año y medio para sus hijos Ana y Juan Pablo J.M. y para Juan Carlos C.F. Por su parte, Santiago G.S., ha aceptado tres años de cárcel, mientras que su mujer, Dolores F.D., no ha llegado a acuerdo y ha sido juzgada.

Además de obtener rebajas en las penas de cárcel, que suman ahora 13 años y medio, los seis acusados con los que se llegó a acuerdo también han conseguido reducir las sanciones económicas que se les pedían, las cuales ascendían inicialmente a 14.516 euros para cada uno. Ahora, Luis y Argentina han aceptado una sanción de 7.112 euros cada uno, Santiago de 4.500 y Ana, Juan Pablo y Juan Carlos 2.693 euros cada uno.

En los casos de Luis y Santiago, les ha sido tenido en cuenta el atenuante de drogadicción.

Durante la celebración de la vista oral, Dolores F.D. explicó que ni ella ni su marido ni sus hijos vivían en la casa de la calle Herrería, una de las dos viviendas registradas por la Policía donde se halló heroína, otras sustancias y cantidades de dinero, y que ese inmueble era de una tía suya. Así, indicó que, aunque iban a diario para atender a su tía, ellos vivían en Navia.

Esta mujer de etnia gitana aseguró desconocer que su marido Santiago tenía adicción, aunque sí lo "sospechaba". Así, afirmó que a veces él le decía que no entrase en una de las habitaciones de la casa, a lo que ella obedecía. "Cuando el hombre dice aquí no se entra, es sagrado para nosotras", explicó, aludiendo a la costumbre de la etnia a la que pertenece.

Un policía aseguró que la vio en el balcón haciendo labores de vigilancia, si bien ninguno de los policías la vio vendiendo droga.Por otra parte, en la vista oral de este martes también trascendió que e sta mujer, Dolores, fue detenida por hechos similares en 1998 y en 2003, pero que nunca ha sido condenada.